La actividad de la polilla del olivo (Prays oleae) se encuentra en plena fase antófaga en los olivares andaluces, coincidiendo con la floración del cultivo. Así lo informa la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF), que advierte de un nivel de incidencia superior al registrado en la misma campaña del año anterior, especialmente en provincias como Málaga, Córdoba y Sevilla.
Actualmente, el olivar andaluz presenta distintos estados fenológicos según la provincia. Las zonas más adelantadas son las occidentales, donde Huelva se sitúa en fases “G1” (caída de pétalos) y “G2” (cuajado de fruto), mientras que Cádiz, Córdoba y Sevilla presentan un dominio de los estados “F” (floración) y “G1”. En las provincias orientales —Málaga, Granada y Jaén—, el desarrollo del cultivo es algo más retrasado, predominando los estados “D3” (cambio de color de la corola) y “F”, aunque el estado “G2” (fruto cuajado) ya está presente en toda la comunidad.
Los muestreos realizados por la RAIF revelan diferencias notables en la densidad de inflorescencias por brote. Cádiz, Huelva y Sevilla lideran los registros con medias provinciales de 14,40, 10,80 y 10,20 inflorescencias por brote, respectivamente. En el extremo opuesto se encuentran Córdoba y Málaga, con los valores más bajos: 6,50 inflorescencias por brote. Estas últimas son precisamente las provincias, junto a Sevilla, donde la presión de Prays oleae es más acusada, con capturas medias diarias en trampa de 86,20 adultos en Málaga, 64,30 en Sevilla y 37,10 en Córdoba.
En términos de incidencia directa sobre las inflorescencias, los ataques con formas vivas de la generación antófaga alcanzan una media del 22,40 % en Málaga, 15,60 % en Córdoba y 11,60 % en Sevilla. En contraste, la provincia de Cádiz presenta la actividad más baja, con solo un 1,30 % de inflorescencias afectadas.
La RAIF subraya la necesidad de intensificar el seguimiento de esta generación en las plantaciones más atrasadas, especialmente en Granada, donde la vigilancia debe extenderse a todas las fases del cultivo. También se recomienda prestar especial atención a las parcelas con baja densidad de inflorescencias, ya que podrían sufrir daños que comprometan el rendimiento.
Se considera que una parcela podría requerir tratamiento fitosanitario cuando se den simultáneamente tres condiciones: menos de 10 inflorescencias por brote, menos del 20 % de flores fértiles y más de un 5 % de inflorescencias dañadas con formas vivas. En estos casos, se aconseja aplicar productos fitosanitarios autorizados para el cultivo del olivar, siguiendo estrictamente las indicaciones de la etiqueta y respetando las condiciones de uso.
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