La urraca es un ave que dispersa semillas de gran tamaño como bellotas, nueces o almendras en los agroecosistemas. Este proceso es clave para regenerar bosques y regular el entorno. Al igual que otras especies de córvidos, una urraca puede dispersar en pocas semanas hasta 1.500 bellotas. Así lo demuestran una serie de experimentos enmarcados en varios proyectos de investigación en los que ha participado la Universidad de Granada.
El uso de semillas marcadas con radiotransmisores en su interior ha permitido a los investigadores conocer la distancia a la que dispersan las semillas, dónde las esconden y qué porcentaje de estas recuperan, ya que algunas quedan olvidadas y no vuelven nunca a por ellas.
“En este trabajo hemos diseñado un experimento para estudiar cuáles son algunos de los factores que impulsan la decisión de esconder las semillas en ciertos hábitats y las implicaciones de estas decisiones para el éxito de reclutamiento de las plántulas”, explica Mercedes Molina Morales, investigadora de este estudio y perteneciente al Departamento de Zoología de la UGR. El equipo científico ha recreado el tipo de terrenos que se encuentran en los campos agrícolas, como son suelos desnudos recién arados (que son blandos), suelos compactos y suelos donde crecen especies herbáceas. El trabajo ha determinado que las urracas no eligen los sitios al azar para esconder las semillas, sino que usan sus características y las del paisaje para escoger el lugar donde almacenarlas. Parece que tienen la capacidad de decidir dónde y cómo hacer los cachés (lugar en el que esconden las semillas) en función de la masa del fruto seco y de las características del lugar donde lo ocultan, como por ejemplo la dureza del suelo o la cobertura de hojarasca.
“Si estuviéramos hablando de personas que hacen algo similar, diríamos que están pensando en cómo esconder los frutos secos. Además, hemos visto que la mayor parte de las nueces que quedan sin recuperar son las situadas en emplazamientos que aumentan la probabilidad de germinación y emergencia de las plántulas de nogal. Las situadas en emplazamientos malos se recuperan casi en su totalidad. Así pues, la dispersión de semillas por parte de las urracas favorece el reclutamiento de los árboles”, detalla Jorge Castro, catedrático del Departamento de Ecología de la Universidad de Granada.
La dispersión de semillas por animales es un proceso de especial relevancia en la regeneración de bosques y agroecosistemas abandonados. Algunas especies de aves esconden frutos y semillas durante la época en la que hay más abundancia de alimento para posteriormente consumirlas durante el invierno, momento en el que hay escasez, pero siempre olvidan la localización de algunas, lo que permite la germinación de plántulas. Una de las familias de aves en la que hay varias especies que llevan a cabo este comportamiento es la de los córvidos. Un ejemplo clásico en el Mediterráneo es el arrendajo, ave que habita en bosques y que dispersa miles de bellotas, lo que hace que se le considere como uno de los arquitectos del bosque mediterráneo.
Pero en el Mediterráneo, además de bosques, hay ecosistemas que conforman la mayor parte del territorio, como son los ambientes agrarios, en los que también se puede observar el reclutamiento de especies formadoras de bosques como los Quercus, y de especies cultivadas como el nogal o el almendro. Tal y como explica la investigadora de la UGR Mercedes Molina Morales, “esto nos hizo pensar que debía haber algún ave, que no fuera el arrendajo -ya que no habita en estos emplazamientos-, que pudiera estar actuando de dispersora de semillas de dichas especies de plantas. La urraca presenta todas las características para actuar así en estos ambientes, es muy abundante, ampliamente distribuida a lo largo del Mediterráneo, y esconde el alimento”.
La urraca es una especie con muy mala reputación entre agricultores y cazadores porque se le hace responsable de la pérdida de avifauna. Sin embargo, como demuestra este trabajo, realiza un servicio fundamental ecosistémico de regulación.
radiotransmisores en bellotas?…no se podía gastar el dinero en cosas más instructivas; yo que sé, ponérselos a los ministros del gremio para saber a que se dedican realmente.
A este paso le vamos a tener que agradecer a los topos y los conejos sus «beneficios ecosistémicos».
Por cierto, en mi pueblo hay bastantes «cotorras» ¿también sirven? así las tenemos entretenidas con las bellotítas
Me gustaría mucho saber qué estudio de campo ha servido para concluir que los intereses de cazadores y agricultores son los mismos, excepto en el caso obvio del agricultor que es cazador. De todos modos, si un agricultor piensa que la pérdida de avifauna le perjudica, quizá sea un cazador cuyo hobby es la agricultura, a no ser que piense que la urraca merma gravemente las poblaciones de insectívoras.
De todos modos, los investigadores tienen razón, ya que ningún representante de los profesionales agrarios jamás ha planteado ninguna diferencia de intereses con los cazadore
TENEMOS LO QUE MERECEMOS.
Pd:
Aquí las han prácticamente exterminado, como a los zorros, y somos pasto de las plagas de topillos y conejos.
Pero nadie menciona a los cazadores, eh.
¡Hasta las bellotas!
Aquí las han exterminado? Me gustaría saber dónde vives o que estudio de campo dice eso. Aquí, en Madrid, solo les falta colarse en el metro.
Pd:
Por otra parte, que tienen que ver las urracas con las poblaciones de conejos?
«Opino todo lo contrario».son inteligentes, pero, utilizan ésta virtud» Para vigilar los nidos de otras aves, comen sus huevos, sus crías y, cuando tienen carencia de alimentos, persiguen a los adultos hasta el agotamiento, dándole muerte. (Aves incluso de más envergadura que ellas). Los verdaderos dispensadores de semillas, son los ratones