Ciudad Real, 13 de marzo de 2008.- Más de un 33 por ciento es lo que ha crecido el precio del gasóleo sólo en el último año. Si en marzo de 2007 pagábamos 0,62 euros por un litro de gasóleo, hoy nos cuesta algo más de 0,83. Una subida que, sumada al del resto de derivados del petróleo (fertilizantes, plásticos, envases…), pone en serias dificultades a numerosas explotaciones agrarias.

En Castilla-La Mancha consumimos 450 millones de litros de gasóleo al año. Un 25 por ciento, es decir 112,5 millones, en la provincia de Ciudad Real. De mantenerse los precios actuales, lo cual resulta improbable pues la tendencia es claramente alcista, el sector pagará este año 94 millones de euros más en combustible a nivel regional. En la provincia, el incremento supondrá un gasto extra de 23 millones de euros con respecto al año pasado.

Esto por lo que respecta al gasóleo. No obstante, la tendencia del precio de los fertilizantes va en paralelo. En algunos casos, las subidas son alarmantes. Así, por ejemplo, el fosfato diamónico (18-46-0) que a principios de 2007 se pagaba a 0,26 euros/kilo, cotiza en la actualidad a 0,59 euros/kilo. El incremento es del 126 por ciento.

Por su parte, el llamado triple quince (15-15-15), muy utilizado en el olivar, ha multiplicado su precio por dos. Si el año pasado costaba 0,21 euros/kilo, hoy se compra a 0,43 euros/kilo. Por último, podemos decir que los fertilizantes nitrogenados han subido alrededor de un 50 por ciento. El nitrógeno amónico, lo ha hecho en un 57 por ciento. Su precio ha pasado de los 0,21 euros/kilo el año pasado a 0,33 euros/kilo en la actualidad.

La suma de estos incrementos de precios supone un encarecimiento en la gestión de las explotaciones sin precedentes. Asistimos a subidas imparables que ponen en serios aprietos a los agricultores y ganaderos, los cuales observan atónitos cómo los inputs suben de forma desorbitada mientras, por el contrario, los precios de sus productos no paran de bajar.
En consecuencia, ASAJA Ciudad Real insta a las Administraciones a que tomen las medidas de choque necesarias en favor de los agricultores y ganaderos para evitar, en la medida de lo posible, más perjuicios al sector.