La dieta, la actividad física y la genética no son los únicos factores que influyen en que una persona sea o no obesa. Científicos de la Universidad de Wageningen (Holanda) han comprobado que el tipo de bacterias que las personas tienen en el intestino también influye en que se engorde más o menos.
Los investigadores han analizado decenas de estudios experimentales realizados, sobre todo, en animales de laboratorio. Estos estudios muestran que los ratos obesos tienen en sus intestinos una mayor abundancia del tipo de bacterias que convierten eficientemente los alimentos indigestibles en ácidos grasos.
Cuando los investigadores trasplantaron la flora intestinal de ratones obesos en los ratones delgados que no tenía esa flora, se observó que aumentó, de manera significativa, el porcentaje de grasa. También se cree que la flora intestinal de estos ratones obesos, afecta a las hormonas que participan en el almacenamiento de grasa.
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