La falsificación de vinos supone una pérdida de 1.300 M€ anuales en la UE, afectando tanto a productores como a consumidores. Un nuevo sistema desarrollado en el marco del proyecto TRACEWINDU busca garantizar la autenticidad de cada botella a través de un «pasaporte digital» basado en blockchain y análisis químico.
La lucha contra las falsificaciones
Según la Oficina de Propiedad Intelectual de la UE, el fraude en vinos y licores genera enormes pérdidas económicas, como lo demuestra el caso de los 66 millones de botellas de Côtes du Rhône falsificadas descubiertas en Francia en 2018. Grandes bodegas de Europa, incluyendo la montenegrina Plantaže, han sido víctimas de imitaciones en mercados como Albania, Kosovo, Rusia y Serbia.
Para abordar este problema, se ha puesto en marcha TRACEWINDU, un proyecto financiado por el Programa Horizon de la UE, que reúne a investigadores y bodegas de España, Francia, Italia, Serbia y Argentina. Su objetivo es implementar un sistema que permita rastrear el vino desde el viñedo hasta el consumidor final, combinando química avanzada y tecnología digital.
Un pasaporte digital para el vino
El profesor Manuel Valiente, de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), lidera el proyecto y destaca que la solución desarrollada es económica y eficaz. A través de análisis químicos detallados, se identifican las características únicas del vino derivadas del suelo, el aire y las condiciones climáticas. Esta información se asocia a un sistema blockchain, creando una huella digital inalterable para cada botella.
El sistema incluye un código QR en la etiqueta del vino que, al ser escaneado, permite acceder a todo el historial de producción, desde la cosecha hasta la distribución. Según el doctor Gustavo Pérez González, de la UAB, esta combinación de química y tecnología blockchain proporciona un método de verificación robusto y prácticamente imposible de falsificar.
Impacto en la industria vitivinícola
La trazabilidad digital no solo combate el fraude, sino que también mejora la confianza del consumidor. La viticultura europea emplea a 3 millones de personas y generó 130.000 M€ en el PIB de la UE en 2022. Además, el sector es clave para el desarrollo rural y la sostenibilidad en regiones afectadas por la despoblación.
Montenegro, por ejemplo, alberga el viñedo más grande de Europa con más de 2.000 ha pertenecientes a Plantaže, que emplea hasta 1.000 personas en temporada alta. Su enóloga, la Dra. Sanja Radonjić, subraya que proteger la autenticidad del vino no solo es una cuestión económica, sino también de identidad cultural. Tiene experiencia directa con vinos falsos que imitan la etiqueta de Plantaže y han visto versiones falsificadas de su vino en Albania, Kosovo, Rusia y Serbia. Fuente: Revista Horizon de la CE
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