La falta de demanda en el mercado de la lana ha generado un acúmulo de vellones en explotaciones de toda Europa, provocando problemas de almacenamiento y elevados costes de eliminación. En Castilla-La Mancha y en el resto de España, muchas explotaciones han sufrido dificultades económicas debido a la imposibilidad de comercializar la lana de sus rebaños.
Ante esta situación, la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha, a través de la Dirección General de Ordenación Agropecuaria, ha publicado en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha (DOCM) una resolución que autoriza la mezcla de lana con estiércol en explotaciones de ganado ovino como alternativa de uso.
Condiciones para la incorporación de lana en el estiércol
La normativa establece que la lana solo podrá mezclarse con estiércol producido en la misma explotación y deberá mantenerse entre tres y seis meses en fase de compostaje. La incorporación se realizará en capas horizontales sobre el estiércol, con un grosor máximo de 40 centímetros, y quedará completamente cubierta con más estiércol. Además, la cantidad de lana añadida no podrá superar el 10% del volumen total de estiércol, y su aplicación como fertilizante solo podrá realizarse dentro del territorio de Castilla-La Mancha.
Este procedimiento se regirá por lo dispuesto en el Real Decreto 1051/2022, que regula la nutrición sostenible de los suelos agrarios. Asimismo, la normativa contempla que, en caso de brotes de enfermedades o cualquier circunstancia que afecte a la sanidad animal, la aplicación de esta técnica quedará suspendida mediante una resolución específica.
Con esta medida, la lana deja de ser un residuo sin valor y pasa a ser un recurso útil como fertilizante agrícola, lo que abre la posibilidad de que los ganaderos la utilicen para su propio uso o la comercialicen como abono orgánico.
La lana desde siempre ha sido el tejido más efectivo contra el frío y sin problemas con el contacto con la piel. Las características de la merina fue motivo de guerras encubiertas para hacerse con su lana y así se ha extendido por Australia y supongo que también en otras antiguas colonias británicas y francesas.
Ahora con los tejidos sintéticos y la abundancia de propaganda de la gran industria, han conseguido que se abandone, haciéndonos creer lo bueno del tejido químico y lo menos bueno de la lana. Una lástima, pero con la propaganda se puede todo.
Como fertilizante, el químico de turno no ha leído bien la fabricación del estiércol artificial