En abril de 2023, Élodie Cappé, una ganadera y propietaria de un centro ecuestre en Chaource, región de Aube (Francia), encontró una cría de jabalí cerca de los contenedores de basura de su propiedad. El animal, al que bautizó como «Rillette» en broma, haciendo referencia a un plato regional de carne de cerdo desmenuzada, parecía abandonado y vulnerable. Cappé intentó en vano que diversas organizaciones se hicieran cargo del animal y, finalmente, decidió adoptarlo. Desde entonces, Rillette convivió pacíficamente con caballos y perros en la finca, donde disponía de un amplio recinto de 1,2 km².
La disputa legal
A pesar de los cuidados que Cappé proporcionaba al animal, las autoridades locales señalaron que la tenencia de un jabalí salvaje sin origen legal constituía una infracción de las estrictas leyes francesas sobre fauna salvaje. Según la normativa, estos animales están prohibidos en propiedades privadas debido a los riesgos sanitarios asociados, como la transmisión de enfermedades como la peste porcina africana y la tuberculosis bovina. La ganadera se enfrentaba a una posible pena de prisión y a una multa de hasta 150.000 euros por «capturar o detener animales salvajes». Además, las autoridades locales emitieron una orden para que Cappé trasladara a Rillette a un refugio autorizado, bajo la amenaza de que sería confiscado o sacrificado si no cumplía con el mandato.
La decisión administrativa provocó una gran movilización pública. Más de 170.000 personas firmaron una petición para salvar a Rillette, mientras que figuras como la activista Brigitte Bardot mostraron su apoyo a la causa. Bardot calificó de «crimen» la posible eutanasia del jabalí y, en una carta abierta, instó a las autoridades a permitir que el animal permaneciera con Cappé, quien ya lo había esterilizado y vacunado, asegurando que no representaba un riesgo para la salud pública.
El fallo judicial
El caso llegó a los tribunales, y el jueves 16 de enero de 2025, el Tribunal Administrativo de Châlons-en-Champagne emitió una sentencia que ordenó a la prefectura reconsiderar la solicitud de Cappé para quedarse con el animal. Además, el tribunal ordenó al Estado pagar a la ganadera 1.500 euros por daños y perjuicios, reconociendo parcialmente su situación y permitiendo que Rillette permaneciera en la granja bajo ciertas condiciones. Este fallo también evitó que el animal fuera sacrificado de inmediato, lo que fue celebrado como un triunfo tanto por la propietaria como por los defensores de los derechos de los animales.
El caso de Rillette ha puesto de manifiesto las tensiones entre las normativas sobre fauna salvaje y el bienestar animal. Si bien las autoridades argumentan que estas leyes buscan proteger la salud pública y los ecosistemas, la situación de Rillette plantea la necesidad de considerar casos excepcionales en los que la relación entre el humano y el animal pueda justificar un trato diferente.
La decisión del tribunal, aunque no cierra el caso por completo, permite que Rillette continúe bajo el cuidado de Cappé, marcando un precedente importante en la interpretación de las leyes sobre la fauna salvaje en Francia. Este fallo también ha reavivado el debate sobre la flexibilidad de estas normativas y la posibilidad de adaptarlas a situaciones individuales, respetando tanto las leyes como el bienestar animal.
Contexto normativo y futuro de Rillette
Francia cuenta con una de las legislaciones más estrictas de Europa en relación con la tenencia de animales salvajes. Estas leyes buscan prevenir la interacción no controlada entre humanos y fauna salvaje, así como evitar posibles riesgos sanitarios. Sin embargo, el caso de Rillette ha planteado cuestiones sobre la necesidad de flexibilizar estas normativas en casos excepcionales.
Por ahora, Rillette permanecerá en la finca de Cappé, bajo su cuidado, mientras se evalúan soluciones definitivas. Este caso ha captado la atención de la opinión pública, convirtiéndose en un símbolo de la lucha por armonizar la legislación sobre fauna salvaje con el bienestar animal y las relaciones humanas.
La pregunta es cuanto ha subido la facturación del centro ecuestre de esta señora desde que se dedicó a mover esto en las redes sociales.
Poco nos pasa
No nos pasa nada por convivir con los animales salvajes. Ya está bien de tanto miedo, de tanto odio , de tantos asesinatos premeditados en aras de «la salud pública»; pareciera que los humanos son lo más importante y únicos en la naturaleza.
Que le vaya mas o menos bien a la señora nos importa poco; nos importa más el amor que ha profesado a esa criatura. Ojalá que imitásemos siquiera u poquito su actitud.