Un estudio reciente liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Barcelona (UB) ha destacado la importancia de los humedales artificiales para reducir el impacto de los vertidos agrícolas. Estos sistemas no solo ayudan a mejorar la calidad del agua, sino que también juegan un papel clave en la captación de carbono y la formación de suelo, lo que los convierte en una herramienta eficaz en la lucha contra el cambio climático.
El estudio, cuyos resultados han sido publicados en la revista Wetlands, se centró en el Delta del Ebro, donde se evaluó la descomposición de materia orgánica en plantas dominantes como el carrizo (Phragmites australis) y la espadaña (Typha angustifolia). Según los investigadores, tanto los humedales naturales como los construidos demostraron ser efectivos en la mitigación de los efectos de los vertidos agrícolas. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha impulsado la construcción de estos humedales en zonas sensibles como Doñana y el Mar Menor para reducir la eutrofización y mejorar la calidad de las aguas.
Filtros verdes contra la contaminación agrícola
La eutrofización, un problema recurrente causado por el exceso de nutrientes como nitrógeno y fósforo en las aguas, es una de las principales consecuencias de los vertidos agrícolas. Para combatir este fenómeno, los humedales artificiales actúan como «filtros verdes», permitiendo que el agua cargada de contaminantes pase a través de ellos antes de ser devuelta a las lagunas o ríos. Este proceso reduce significativamente los niveles de amonio, nitrito, nitrato y fosfato en el agua, mejorando su calidad y minimizando los daños al ecosistema.
Impacto en el ciclo del carbono
Además de su capacidad para filtrar y purificar el agua, los humedales también desempeñan un papel esencial en el ciclo del carbono. Los investigadores observaron que tanto los humedales naturales como los construidos descomponen la materia orgánica de manera similar, lo que sugiere que son una herramienta efectiva en el procesamiento del carbono. Aunque los humedales artificiales tardan más tiempo en descomponer la materia orgánica, esto contribuye a una mayor retención de carbono a lo largo del tiempo y a la formación de suelo.
Una herramienta clave frente al cambio climático
Los resultados del estudio subrayan la importancia de los humedales, tanto naturales como artificiales, en la mitigación de los efectos de las actividades agrícolas y en la lucha contra el cambio climático. Asegurar su conservación y salud es fundamental para enfrentar la crisis ambiental actual y proteger los ecosistemas acuáticos.
El uso de humedales artificiales podría ser exportado a otras áreas agrícolas sensibles de España, como el Mar Menor, donde los vertidos agrícolas siguen siendo un grave problema.
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