Tras un invierno muy húmedo, la primavera se ha iniciado sin lluvias desde mediados de marzo en Europa occidental, siendo la más seca desde la primavera desde 1979. Grandes partes de Polonia, Ucrania y Rumania también han enfrentado condiciones secas desde finales del invierno, según recoge el informe de estado de las cosechas en la UE realizado por la Comisión Europea (Boletín MARS).
Los cultivos de invierno en la mayoría de estas regiones todavía están en buenas condiciones, pero se necesita más lluvia para mantener una perspectiva de rendimiento positiva. Sin embargo, las capas superiores del suelo están muy secas, lo que están teniendo un impacto negativo en la siembra y la emergencia de los cultivos de primavera y verano.

La sequía persistente en Marruecos resultó en malas expectativas de rendimiento de los cultivos.
En una gran superficie de Europa central y sudoriental, los períodos fríos a fines de marzo y principios de abril han desafiado la siembra y la emergencia.
Un marcado excedente de lluvia fue bien recibido en la Península Ibérica, Grecia, Chipre y el sureste de Turquía.
Si bien la disponibilidad de mano de obra sigue siendo una preocupación clave, el informe señala que no se ha encontrado evidencia de que COVID-19 haya tenido un impacto importante en la siembra de los cultivos de primavera y verano.
Hasta ahora, el suministro de semillas, fertilizantes y pesticidas parece ser adecuado y no se esperan interrupciones inmediatas.
El informe recoge unas primeras previsiones de rendimiento, si bien se basan principalmente en tendencias históricas y tiene un amplio margen de incertidumbre asociado con el déficit de lluvia que actualmente se enfrenta en grandes partes de Europa.
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