El Gobierno alemán pretende reducir considerablemente el uso de fitosanitarios, para ello, ha aprobado el Programa de Acción a favor de la Protección de los Insectos que incluye la prohibición de la aplicación de determinados herbicidas e insecticidas dañinos para la biodiversidad en zonas ecológicas especialmente vulnerables.
Se mencionan en este contexto, entre otros: las zonas protegidas FFH-Flora-Fauna-Hábitat, las reservas naturales, los parques naturales, así como las zonas de especial protección para las aves. Estas áreas serán determinadas por los länder.

En las zonas indicadas, en las que quedarán incluidas también los huertos de frutales y las praderas “ricas en especies”, quedará prohibido el uso de pesticidas en una franja mínima de 10 metros de distancia a las masas de agua superficiales, y en las de no menos de 5 metros, cuando se trate de una franja cubierta de vegetación de forma permanente.
A finales de 2023 se prevé la prohibición total de la aplicación del herbicida glifosato y, ya a partir de 2020, se aplicará una estrategia para reducir su uso de pesticidas. La ministra federal de Alimentación y Agricultura, Julia Klöckner, constató que, independientemente de las evaluaciones científicas actualmente disponibles, en cuanto al glifosato “se trata de un caballo políticamente muerto”, por lo que “una renovación y prolongación de las autorizaciones para el uso del mismo es difícilmente imaginable”, según recoge el Boletín Exterior del MAPA.
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