La contaminación por aflatoxinas, las peligrosas toxinas naturales que afectan sobre todo a cereales, proteaginosas y leguminosas, y en especial a los países en desarrollo, podrían ser evitadas por la observancia de unas sencillas normas, según la revista médica británica The lancet.
Según el estudio, realizado sobre cacahuete en Guinea Ecuatorial, una simple selección en el momento de almacenamiento, identificando los granos dañados por los hongos, y una mínima cantidad de insecticida en el suelo de los almacenes tiene una gran influencia en el nivel de aflatoxinas en la sangre de los consumidores, según se ha podido comprobar mediante análisis de la sangre de las personas que consumieron maíz de los almacenes donde se desarrollaron estas prácticas.
Las aflatoxinas son sustancias naturales producidas por hongos del género Aspergillus que son muy tóxicas en determinadas cantidades y cancerígenas en bajas dosis. Cientos de muertes cada año y una gran parte de la incidencia de cáncer en África, especialmente de hígado, está asociada con estas toxinas. Las aflatoxinas se dan principalmente en ambientes húmedos, siendo su presencia favorecida por la ausencia de tratamientos contra plagas y enfermedades, tanto fungicidas como insecticidas, ya que estos hongos suelen penetrar por las heridas causadas por los insectos.
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