La situación de crisis ganadera está haciendo que todos los gobiernos, los autonómicos y el central, estén buscando fórmulas de ayuda al sector. En muchos casos se ha recurrido a las ayudas de “minimis”, como para los créditos blandos anunciados recientemente, pero en otros se ha optado por ayudas que rebasan esta categoría y que están sujetas a la disciplina de Bruselas.
Mientras que algunos de los programas puestos en marcha, como el de productos ganaderos de calidad del MAPA, han encontrado acomodo en la normativa comunitaria y ya puede consultarse la ficha informativa en la página de la Unión Europa ( http://ec.europa.eu/agriculture/stateaid/exemption/xa29707_es.pdf), del de ayudas para las razas autóctonas no consta su aprobación por Bruselas.
Estas ayudas a las razas autóctonas (Real Decreto 1724/2007, publicado el 21 de diciembre), son las más atractivas para los ganaderos porque pueden llegar hasta 7.000 euros al año y no exigen un gasto por parte del beneficiario, sino solo tener los animales en régimen extensivo y llevar una gestión normal de la explotación. Pero precisamente esta facilidad de concesión hace difícil buscarlas encaje en la restrictiva normativa de la UE, que además obliga a que no se paguen sin el previo permiso de Bruselas.
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