La creciente constatación de casos de fiebre Q en Holanda ha llevado a la administración holandesa a tomar una serie de medidas. En la zona sureste del país, se ha constatado hasta 113 casos entre los dos centros de salud de la zona. La fiebre Q es una enfermedad provocada por una bacteria rickettsia que se transmite de los animales, sobre todo de ovejas y cabras, a los humanos. Estos se contagian al respirar partículas de polvo en suspensión que contienen la bacteria.
Una de las medidas tomadas por la administración es la prohibición, durante 3 meses, de abono mecánico con el estiércol procedente de la limpieza de un establo infectado. Se prevé una reducción considerable de la infección en el estiércol durante ese periodo. Tampoco se permitirá la recepción de visitantes en los establos infectados. Además, se está estudiando la posibilidad de probar, de manera experimental, una vacuna que ya se está desarrollando y que se encuentra actualmente en fase de test en Francia y Dinamarca, según publica el Boletín Exterior del MAPA.
La administración también aconseja a los sectores lácteos caprino y ovino limpiar a fondo sus establos en febrero, antes del comienzo de la temporada de cría. Las bacterias que se puedan desprender de la placenta quedarán durante el suficiente tiempo en la paja, casi un año, por lo que la limpieza ayudaría a reducir considerablemente el número de contagios.
A partir de ahora, las empresas ovinas y caprinas en las que se constate un importante incremento en el número de abortos deberán declararlo obligatoriamente a la Autoridad de Alimentos y Mercancías (VWA). Concretamente hay que comunicar si se tiene más de un 5% de abortos en 30 días (para explotaciones de más de 100 animales) y más de 3 abortos en 30 días (para explotaciones de menos de 100 animales).
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