Mañana se debatirá, en la reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), entre Sanidad y las CCAA, el documento de “Consenso sobre la alimentación en centros escolares”. Con el fin de reducir la obesidad infantil, el documento incluye la propuesta de que no se permita la venta de alimentos con un alto contenido en ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans (AGT), sal y azúcares en los centros escolares, ya sea mediante máquinas expendedoras o en cantinas, bares situados en el interior de los centros escolares. En consecuencia, la actual venta de golosinas, refrescos y snacks tendría que sustituirse por zumos, frutas y sándwiches.
En septiembre de 2008, el Parlamento Europeo aprobó un documento en el que rechazaba que en centros escolares se vendieran alimentos y bebidas con alto contenido en grasas, sal o azúcar y con pobre valor nutricional, como una de las medidas para atajar la obesidad infantil. En la UE, más de cinco millones de niños son obesos y 22 millones tienen sobrepeso en la UE.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de ácidos grasos trans (AGT) se asocia, incluso a niveles bajos, con un incremento del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Recomienda un consumo de AGT inferior al 1% de la energía total consumida. La EFSA recomienda que su consumo sea el más bajo posible
En la Unión Europea, Dinamarca, en 2003, y Austria, en agosto de 2009, han regulado un contenido máximo del 2% de AGT en los alimentos.
En Estados Unidos, Nueva York, en 2005, exigió a los restaurantes que eliminasen los AGT de la comida. California fue el primer estado en prohibir la presencia de AGT en los alimentos y restaurantes (2008). Canadá está preparando una legislación que limite el contenido en AGT.
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