Hace 20 días, el Ministro francés de Agricultura anunció que a partir de la próxima campaña (1 de abril), el sector lácteo contaría con un contrato de compra-venta de leche regulado por un decreto que estaría publicado antes de fin de año. Un borrador de ese decreto ya se ha elaborado y se ha empezado a discutir en el sector.
El contrato no indicaría, a priori, un precio base de la leche durante toda la duración del contrato, sino los criterios y referencias que se fueran a seguir para establecerlo (como podría ser las recomendaciones de la interprofesional láctea CNIEL). También debería incluir las primas y descuentos que se aplicarían sobre el precio base, indicando la cuantía y el motivo. Antes del inicio de cada mes, el ganadero tendría que ser informado del precio base que se iba establecer, mediante un sistema de comunicación pactado en el contrato.
El contrato también debería incluir la forma de pago y las penalizaciones en los retrasos de los abonos, las condiciones de cancelación de contrato y la revisión del mismo, teniendo en cuenta que todo cambio sobre el contrato una vez firmado, tendría que hacerse por escrito y refrendado por ambas partes.
Además, debería incluir la duración, el volumen y características de la leche entregada, y las penalizaciones a aplicar al ganadero y/o al comprador si no cumplen con los volúmenes acordados.
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