En el Consejo de Ministros celebrado ayer, la Presidencia húngara presentó sus conclusiones, las cuales proceden de los resultados de los tres debates sobre el futuro de la PAC mantenidos en los Consejos de diciembre, enero y febrero. Una mayoría de países, entre los que se encuentra España, han apoyado estas conclusiones. Algunos de los puntos más significativos son:
– La PAC tendría que ser fuerte con presupuesto suficiente y mantener dos pilares separados.
– Debería responder a los tres objetivos establecidos por la Comisión: producción viable de alimentos, preservar los recursos naturales y tener en cuenta el cambio climático y preservar el equilibrio de los territorios.
– Los pagos directos a los productores serían uno de los elementos esenciales de la PAC, ayudando a mantener la rentas de los agricultores y ganaderos y permitiendo compensar los mayores costes de producción que tienen, al tener que cumplir unas normas medioambientales y de bienestar animal más estrictas que los de países terceros, (esta posición cuenta con un amplio consenso).
– Las ayudas directas tendrían que estar distribuidas más equitativamente, utilizando criterios pragmáticos (amplio consenso), reduciendo la vinculación con las referencias históricas y teniendo en cuenta el presupuesto con el que se cuenta.
– Debería contarse con mayor flexibilidad a nivel nacional y disponer de periodos transitorios suficientemente largos.
– Una amplia mayoría de países se oponen a la introducción de un umbral superior que limite la percepción de ayudas por las grandes explotaciones.
– Cualquier enverdecimiento extra de la PAC debería ser simple, con un coste efectivo y sin suponer solape entre los dos pilares.
– Amplio consenso en continuar con ayudas acopladas voluntarias para ciertos sectores y regiones.
– Amplio consenso en que existan medidas de mercado que constituyan una red de seguridad y en que la Comisión esté facultada para actuar con más flexibilidad y rapidez en momentos necesarios.
– Debería existir una herramienta de gestión de riesgo, que fuera voluntaria, no afectara a la competencia y no interfiriera con las actividades existentes.
– La nueva PAC debería mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria, favoreciendo su transparencia y equilibrio. La Comisión debería plantear propuestas como las realizadas para regular las relaciones contractuales en la compra-venta de leche cruda en otros sectores.
– Deberían introducirse los estándares comunitarios en las negociaciones con terceros países de manera que los productores comunitarios no se encuentre en desventaja y los consumidores comunitarios accedan a productos con los mismos estándares, tanto sin importados como de producción doméstica (España ha hecho especial hincapié para la introducción de este punto en las conclusiones de la Presidencia).
– Una política de desarrollo rural sería clave para fomentar la competitividad, modernización y sostenibilidad del sector agroalimentario.
– Habría que mejorar y simplificar el actual marco de desarrollo rural, satisfaciendo mejor las necesidades de los jóvenes agricultores y de las nuevas incorporaciones.
– La zonas con problemas específicos deberían beneficiarse de un sostenimientos específico en el segundo pilar
– A favor de potenciar el desarrollo de las ventas directas y los mercados locales.
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