El Comisario de Salud Pública, John Dalli reconoció ayer ante la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo que once países de la UE pueden verse en serias dificultades para poder cumplir la directiva de bienestar de las gallinas ponedoras a 1 de enero de 2012. Cinco países (Hungría, Italia, Letonia, España y Grecia) no han proporcionado a la Comisión Europea ninguna información sobre el estado de adaptación de su sector avícola y otros seis (Bélgica, Chipre, Francia, Polonia, Portugal y Rumania) han reconocido abiertamente que no van a poder cumplir la directiva.

Dalli ha reconocido que si se tratara de un problema en una única dimensión, lo que habría que hacer sería confiscar y destruir los huevos que no cumplieran, pero como se trata, según ha dicho, de un problema multidimensional, con implicaciones sociales y políticas, que afectarían al sector productor por la pérdida de su producción y al consumidor porque se reduciría la oferta de huevos y aumentaría el precio de los mismos. Además, muchos de los países que no cumplen atraviesan una profunda crisis económica por lo que no podrían hacer frente a una medida drástica.

Sin embargo, la Comisión Europea no quiere, bajo ningún concepto, posponer la entrada en vigor de la directiva, en honor los avicultores que han hecho inversiones para adaptarse y para no perder credibilidad ante el consumidor y el mercado internacional por lo que el Comisario Dalli quiere proponer una solución alternativa.

Se trataría de que los huevos que procedan de gallinas que estén jaulas convencionales a 1 de enero de 2012, no podrán salir del país en donde se han producido y además, estos huevos solo se podrán destinar a uso industrial y no para consumo directo.

Esta propuesta, si bien puede suponer el alivio para unos, ha provocado la indignación de otros, que no ven recompensado sus esfuerzos con esta propuesta.