Los agricultores de Málaga que se dedican a la extracción del corcho han dado comienzo a una campaña que se antoja agridulce: por un lado la cosecha se prevé buena por las abundantes lluvias del pasado invierno, pero por otro, los productores han de hacer frente a dos grandes escollos, el precio del producto y la dura competencia de los tapones de silicona.
Así lo explica Rafael Cordero, técnico de Asaja Málaga en la oficina de Ronda. “La saca de este año está desarrollando con normalidad gracias a las abundantes precipitaciones que hemos tenido este invierno, que influyen de manera decisiva en la cosecha, tanto en el crecimiento del árbol, como en el calibre y calidad del corcho que se extrae. Además, a estas buenas condiciones climatológicas se une que el verano no está resultando demasiado caluroso y esto hace que la extracción del corcho resulte menos complicada”, explica el técnico.
En la otra cara de la moneda se encuentran las dificultades. Una de ellas es el precio, un problema que afecta a numerosos productos agrícolas y que se ceba con algunos especialmente, sobre todo cuando el trabajo es muy superior al precio que le otorga el mercado. La saca del corcho, explica Cordero, es un proceso laborioso y manual que en muchas ocasiones no encuentra recompensa económica. El quintal castellano de corcho –medida que equivale a 46 kilos- hay años que se ha cotizado a 40 euros y otros a 90 euros, dependiendo de la calidad del mismo. La campaña de este año acaba de comenzar y es pronto para hacer balance sobre el comportamiento de precios.
Otra dificultad que encuentra el sector desde hace años es la dura competencia que le hacen los tapones de silicona, de ahí que muchos agricultores recuerden que el corcho, al ser un producto completamente natural, mejora las cualidades del vino y potencia su sabor y calidad.
Asaja Málaga valora la actividad de este colectivo, ya que el sector del corcho ha aportado históricamente importante ingresos y mano de obra al tejido agrícola de la Serranía de Ronda y la labor que desempeña tiene un valor medioambiental importantísimo. Los agricultores, resalta Rafael Cordero, protegen el bosque mediterráneo, mantienen los caminos y potencian su valor paisajístico.
En Málaga, recuerda, hay unas 12.500 hectáreas de alcornocales entre montes públicos y privados. Las principales zonas productoras de la provincia son Cortes de la Frontera, Ronda, Gaucín, los pueblos del Valle del Genal y Junquera, fundamentalmente.
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