Un estudio ha mostrado que la edición genética mediante CRISPR puede convertir al hongo Fusarium venenatum en una fuente de proteína más eficiente, digestible y con un impacto ambiental mucho menor que la producción convencional de proteína animal.

El hongo Fusarium venenatum ya se utiliza como micoproteína por su textura y sabor similares a la carne y está autorizado para consumo en varios países. Sin embargo, su producción sigue siendo intensiva en recursos y las paredes celulares gruesas dificultan el aprovechamiento de sus nutrientes.
El equipo de investigación empleó la tecnología de edición genética CRISPR para modificar Fusarium venenatum sin introducir ADN externo. Se eliminaron dos genes concretos. El primero, asociado a la enzima quitina sintasa, era responsable de la formación de una pared celular gruesa. Al suprimirlo, las paredes del hongo se volvieron más delgadas, lo que facilita la digestión de la proteína y mejora su biodisponibilidad.
La segunda modificación consistió en eliminar el gen de la piruvato descarboxilasa, una enzima relacionada con el metabolismo energético del hongo. Con este ajuste se optimizó el uso de los nutrientes, haciendo que la nueva cepa, denominada micoproteína FCPD, necesitara menos recursos para producir la misma cantidad de proteína.
Menos azúcar, más velocidad de producción
Los ensayos comparativos mostraron que la micoproteína FCPD requiere un 44 % menos de azúcar para generar la misma cantidad de proteína que la cepa original de Fusarium venenatum. Además, el proceso productivo es un 88 % más rápido, lo que incrementa notablemente la eficiencia del cultivo en biorreactores.
Según el estudio, hasta ahora se había asumido que la producción de micoproteína era más sostenible que la proteína animal, pero apenas se había analizado cómo reducir el impacto ambiental de todo el proceso industrial. La optimización metabólica de la cepa FCPD busca precisamente mejorar esta fase, sin alterar las propiedades organolépticas del producto final.
Reducción de emisiones y uso de recursos
Para evaluar el potencial ambiental de la micoproteína FCPD, el equipo simuló su producción a escala industrial en seis países con estructuras energéticas diferentes, desde sistemas basados en energías renovables hasta otros con fuerte dependencia del carbón. En todos los escenarios, la nueva cepa presentó una huella ambiental inferior a la de la micoproteína tradicional de Fusarium venenatum.
En conjunto, la producción de micoproteína FCPD redujo hasta en un 60 % las emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo de todo su ciclo de vida, desde el cultivo del hongo hasta el producto final inactivado con textura similar a la carne.
El estudio también comparó la micoproteína FCPD con la producción de proteína animal, tomando como referencia la cría de pollo en China. Los resultados indican que la micoproteína FCPD requiere un 70 % menos de superficie y reduce en un 78 % el riesgo de contaminación de agua dulce, en comparación con la producción avícola analizada.
Según los autores, este tipo de alimentos editados genéticamente pueden contribuir a satisfacer la creciente demanda mundial de proteínas. El estudio, publicado en la revista Trends in Biotechnology, ha sido realizado por un equipo de investigadores de Jiangnan University y otras instituciones colaboradoras especializadas en biotecnología y proteínas alternativas.
Trends in Biotechnology, Liu et al., “Dual enhancement of mycoprotein nutrition and sustainability via CRISPR-mediated metabolic engineering of Fusarium venenatum” https://www.cell.com/trends/biotechnology/fulltext/S0167-7799(25)00404-4




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