Los cultivos de invierno en la Unión Europea presentan, en general, una evolución positiva con buenas perspectivas de rendimiento, especialmente en países como España, Portugal, Rumanía, Bulgaria, Grecia y los Estados bálticos, donde se esperan resultados excepcionalmente altos. No obstante, las diferencias regionales se acentúan por las condiciones meteorológicas, con zonas afectadas por sequía persistente o precipitaciones excesivas.
Las principales amenazas para los cultivos se localizan en regiones del centro y norte de Europa, donde las anomalías climáticas empiezan a traducirse en efectos visibles sobre el potencial de rendimiento. En países como Bélgica, Francia, Alemania, Polonia y Hungría, el déficit de precipitaciones, en algunos casos del 50 %, comienza a afectar negativamente al llenado de grano de los cultivos de invierno y a comprometer la evolución de los cultivos de verano, aún en fases iniciales.
En el centro de Francia, la falta de lluvia desde mediados de mayo podría repercutir en las expectativas de rendimiento, mientras que en el este de Alemania y el oeste de Polonia, si bien las lluvias han sido escasas, su distribución ha sido hasta ahora favorable. No obstante, la ausencia de nuevas precipitaciones podría deteriorar rápidamente esta situación.
Hungría, Eslovenia y el norte de Croacia también sufren un déficit hídrico creciente desde finales de mayo, lo que, aunque no afecta de momento a los cultivos de invierno, pone en riesgo los de verano si continúa el descenso de la humedad del suelo.
En Alemania, la presión fitosanitaria se suma a las condiciones climáticas adversas. Desde mediados de mayo se han reportado brotes de plagas que afectan ya al sur, centro y norte del país. Enfermedades como el stolbur, transmitidas por insectos del grupo de los cixíidos, están afectando especialmente a la remolacha azucarera y la patata. Se estima que un tercio de las superficies de remolacha podrían estar comprometidas.
Por otro lado, el norte de Italia enfrenta un escenario opuesto: las precipitaciones excesivas durante la primavera han causado estrés en los cultivos de invierno, afectando la condición del terreno y los resultados esperados.
Fuera del ámbito comunitario, las previsiones se agravan en el este de Ucrania, Turquía, Chipre y el Magreb occidental. La combinación de escasez de lluvias y temperaturas elevadas ha causado una reducción considerable del rendimiento en los cultivos de invierno, situándose por debajo de la media de los últimos cinco años.
A pesar de un inicio de campaña tardío, el arroz muestra un comportamiento positivo gracias a la mayor disponibilidad de agua, lo que permite prever rendimientos por encima del promedio quinquenal.
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