La creciente escasez de soluciones fitosanitarias en Europa está empujando a sectores enteros de la producción agrícola hacia un punto crítico. Así lo advierten los responsables del Grupo de Trabajo «Sanidad vegetal» del Copa-Cogeca, que piden medidas urgentes y pragmáticas por parte de la Comisión Europea para evitar una crisis de producción generalizada y salvaguardar la seguridad alimentaria del continente.
Desde hace años, agricultores de toda Europa vienen alertando del progresivo abandono de cultivos por falta de herramientas eficaces para controlar plagas y enfermedades. En sectores como la remolacha o la colza, ya se habla de pérdidas potenciales del 50 %, mientras que en cultivos especializados, como los viveros, se temen daños de hasta el 80 %.
La causa principal de esta situación es la drástica reducción del número de sustancias activas autorizadas en la UE: de 900 disponibles en 2001 se ha pasado a menos de 470, y solo desde 2019 se han perdido 85 más, sin que se hayan ofrecido sustituciones eficaces. Esta tendencia se debe al actual sistema de autorización, regulado por un reglamento de 2009, que ha endurecido notablemente sus criterios.
Uno de los casos más simbólicos es el de la patata, cuya producción sigue amenazada por el tizón tardío, una enfermedad conocida desde el siglo XIX. Si no se actúa, los rendimientos podrían caer a la mitad, según el grupo de expertos, lo que tendría efectos devastadores tanto para los productores como para la soberanía alimentaria europea.
Pese a estos riesgos, los avances normativos han sido escasos. El intento de convertir la Directiva sobre el uso sostenible de plaguicidas (SUR) en un reglamento fracasó en 2022. Aunque recientemente la Comisión ha mostrado señales de cambio a través de su «Visión para el futuro de la agricultura», los agricultores insisten en que es el momento de pasar de las palabras a los hechos.
Desde el Grupo de Trabajo «Sanidad vegetal» se proponen cuatro medidas clave para abordar esta crisis:
- Revisión del proceso de reautorización: Recuperar un enfoque que equilibre riesgo y beneficio con criterios científicos sólidos.
- Impulso a soluciones alternativas: Acelerar la aprobación de productos de biocontrol y nuevas técnicas genómicas.
- Apoyo técnico a los agricultores: Acompañar la transición con asesoramiento agronómico y planes de adaptación.
- Equidad en las importaciones: Asegurar que los productos importados cumplan con los mismos requisitos que se exigen a los productores europeos para evitar “fugas fitosanitarias”.
Los firmantes del llamamiento —el finlandés Max Schulman, el alemán Johann Meierhöfer y el español Miguel Minguet— instan a la Comisión a incluir estas medidas en el paquete de simplificación previsto para otoño de 2025. De no hacerlo, alertan, la agricultura europea podría verse atrapada en un camino sin retorno.
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