El aumento de plagas que destruyen cosechas y árboles en Andalucía está directamente relacionado con la continua prohibición de materias activas, según ha alertado Asaja Córdoba. La organización denuncia que esta política está favoreciendo el surgimiento de nuevas plagas o el agravamiento de otras que antes eran consideradas secundarias, generando graves pérdidas para los agricultores.
Asaja Córdoba considera que esta situación se ha intensificado al no concederse autorizaciones excepcionales para el uso de fitosanitarios, incluso cuando las plagas afectan gravemente a los cultivos. En municipios de Jaén, por ejemplo, algunos olivares ya han perdido la cosecha a causa del algodoncillo (Euphyllura olivina), una plaga que se ha extendido previamente desde el sur de Córdoba y que amenaza con propagarse a otras zonas. La organización denuncia que esta plaga sigue siendo considerada secundaria por la administración, pese a los daños actuales.
Otro caso destacado es el del barrillo del olivo (Hysteropterum grylloides), también clasificado como plaga menor, pero que actualmente está provocando la muerte de olivos en numerosos municipios cordobeses. Según Asaja Córdoba, el problema se agrava por la restricción de materias activas y por unas normas de manejo de suelos cada vez más inflexibles.
La organización agraria insiste en que las materias activas autorizadas actualmente resultan insuficientes y, además, generan resistencias en los insectos, lo que reduce su eficacia. Esto ha favorecido que insectos como las arañas en el almendro y el maíz, o el gusano cabezudo (Capnodis tenebrionis), se hayan convertido en plagas graves. Para este último, Asaja Córdoba solicitó hace un año una autorización excepcional de un producto a base de metil clorpirifos, que fue denegada sin, a juicio de la entidad, razones técnico-agronómicas.
Asaja Córdoba defiende que la administración debería autorizar productos puntualmente y de manera excepcional para casos concretos, especialmente si su uso está permitido en países terceros competidores como Marruecos o Túnez, desde donde se exporta aceite de oliva a Europa. Entre las materias activas cuya autorización excepcional reclaman se encuentran el dimetoato, el clorpirifos y la abamectina.
La organización sostiene que la consideración de ciertas plagas como secundarias ya no se ajusta a la realidad actual. Cita como ejemplo los informes de la Red de Alerta Fitosanitaria de Andalucía (RAIF), donde el algodoncillo aún se describe como una plaga con impacto mínimo, a pesar de que actualmente ha llegado a dejar sin cosecha a muchos olivareros. Lo mismo ocurre con el barrillo del olivo, cuya descripción oficial sigue sin reconocer los daños que está causando en ramas jóvenes y floraciones, según la propia experiencia de los productores.
Frente a este escenario, Asaja Córdoba ha reclamado tanto a la Consejería de Agricultura de Andalucía como al Ministerio de Agricultura que sean conscientes de la urgencia del problema y actúen en consecuencia, autorizando excepcionalmente el uso de materias activas eficaces para proteger los cultivos de plagas cada vez más agresivas.
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