Comienzan a detectarse las primeras entradas de adultos del barrenillo del olivo (Phloeotribus scarabaeoides) en los palos de cebo utilizados para su seguimiento en Andalucía. Según informa la Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF), aunque la presencia del insecto se encuentra actualmente en fase descendente, ya se observan salidas en algunas zonas olivareras, coincidiendo con las temperaturas suaves de final de invierno y las tareas habituales de poda.
El barrenillo del olivo busca preferentemente madera con escaso movimiento de savia, como restos de poda o árboles debilitados por enfermedades. En estas zonas de escasa actividad vegetativa excava galerías en la corteza donde se aparea. De estas puestas nacen larvas que darán lugar a una nueva generación de adultos a partir de mayo-junio, los cuales abandonarán los restos vegetales para dirigirse a los olivos cercanos.
Los mayores daños se producen entre mayo y julio, cuando los adultos de esta nueva generación realizan galerías de alimentación en los brotes del olivo, afectando al desarrollo vegetativo del cultivo.
Como medida de control, se recomienda utilizar la leña de poda como cebo para atraer a los adultos. No obstante, esta leña debe ser destruida, retirada o almacenada de forma hermética antes de que emerjan los nuevos adultos, lo cual ocurre a partir de mediados de mayo. Es especialmente importante prestar atención durante este periodo a las salidas desde restos de poda, árboles afectados o palos trampa.
La incidencia del barrenillo suele ser más alta en olivares cercanos a zonas urbanas o a acumulaciones de leña. En estos casos, los orificios de entrada de los insectos se reconocen fácilmente por la presencia de serrín en la superficie del palo, mientras que los de salida no presentan restos visibles.
Desde la RAIF se recuerda que la legislación vigente obliga a tomar medidas de aislamiento de la leña entre el 1 de mayo y el 31 de octubre. Estas medidas están recogidas en la Ley 43/2002 de Sanidad Vegetal y desarrolladas en Andalucía mediante las órdenes del 2 de noviembre de 1981 y del 10 de marzo de 1982. Entre las opciones permitidas figuran:
- Leñeras herméticamente cerradas.
- Enterramiento en zanjas cubiertas con al menos 25 cm de tierra.
- Inmersión en albercas, manteniendo la leña totalmente cubierta de agua.
- Cualquier otro sistema que garantice el aislamiento hermético de la leña.
El cumplimiento de estas medidas es esencial, ya que la acumulación de restos sin tratar puede originar focos de infestación que comprometen gravemente la sanidad de los olivares próximos. Además, los tratamientos fitosanitarios pierden eficacia si no se eliminan o acondicionan correctamente los restos de poda.
Buenos días.
La foto que acompaña al artículo induce a error, ya que es de un olivo afectado de algodoncillo y no de barrenillo.
Muchas gracias.
Tiene usted toda la razón, la acabamos de modificar. Muchas gracias por avisarnos