Las bacterias productoras de carbapenemasas, antes consideradas un problema limitado al ámbito hospitalario, están apareciendo cada vez con más frecuencia en animales de producción y productos alimentarios en Europa. Así lo advierte la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) en su último dictamen científico sobre la presencia y diseminación de Enterobacterias productoras de carbapenemasa (CPE, por sus siglas en inglés) en la cadena alimentaria de la UE y países de la AELC.
Estas bacterias generan enzimas que inactivan los carbapenemes, una clase de antibióticos reservada para tratar infecciones graves en humanos. La propagación de estas resistencias representa un riesgo significativo para la salud pública, ya que limita gravemente las opciones terapéuticas.
Aunque no existe evidencia definitiva de que las CPE se transmitan a los humanos a través de los alimentos, se han detectado cepas idénticas en personas y en animales, lo que sugiere una posible transmisión cruzada.
Desde 2011, se han identificado CPE en la cadena alimentaria de 14 de los 30 países de la UE y la AELC. Las especies más frecuentemente detectadas son E. coli, Enterobacter, Klebsiella y Salmonella, principalmente en animales terrestres de producción como cerdos, bovinos y, en menor medida, aves de corral. Estos animales forman parte de los programas rutinarios de vigilancia de resistencias antimicrobianas en la UE.
El número de casos reportados ha aumentado en los últimos años, con incrementos significativos en 2021 y 2023, especialmente en ganado porcino, vacuno y avícola. Actualmente, solo 10 países han implementado planes de contingencia para investigar y controlar la presencia de estas bacterias.
Entre las principales recomendaciones, la EFSA propone ampliar la vigilancia a otros productos alimentarios que no se monitorizan actualmente, como productos del mar y vegetales, así como a otras especies bacterianas como Klebsiella. También aconseja mejorar los métodos de detección, realizar estudios de trazabilidad y tipificación molecular para esclarecer las vías de transmisión, incluyendo posibles contagios a través de piensos o personal.
El dictamen científico, que actualiza la evaluación realizada en 2013, recopila datos hasta febrero de 2025 y ha sido elaborado con la colaboración del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC).
La EFSA continuará apoyando a los Estados miembros y países de la AELC en la recopilación de datos y estudios que permitan entender mejor la variabilidad genética de estas bacterias según el país o la especie animal. Se prevé una nueva actualización del dictamen en 2027.
Este enfoque se enmarca en la estrategia de «Una sola salud», que integra la vigilancia conjunta de la salud humana, animal y ambiental para abordar eficazmente la amenaza que suponen las resistencias antimicrobianas en la cadena alimentaria.
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