La sostenibilidad en la Denominación de Origen Rías Baixas es una realidad consolidada gracias a los proyectos y prácticas desarrollados por bodegas y viticultores que favorecen el respeto al medio ambiente y la biodiversidad. Una de estas iniciativas es el uso de feromonas sintéticas para combatir la polilla del racimo, una práctica sostenible que está siendo implementada en la subzona de O Salnés con el respaldo de las cooperativas Condes de Albarei, Martín Códax y Paco y Lola y el beneplácito del Consejo Regulador.
Un modelo sostenible y eficiente
El uso de feromonas sintéticas permite reducir la aplicación de productos químicos en los viñedos, fomentando un modelo de viticultura sostenible que ya se aplica en otras denominaciones de origen españolas. Para que esta técnica sea efectiva, es necesario tratar una superficie mínima de tres hectáreas, por lo que es fundamental que los viticultores de la D.O. Rías Baixas se sumen de manera generalizada a esta estrategia.
Las cooperativas impulsoras del proyecto han recordado que 2025 es el momento de universalizar el uso de feromonas sintéticas en Rías Baixas. Para ello, sus servicios técnicos ofrecen asesoramiento a cualquier viticultor o bodega que desee adoptar esta práctica sostenible y económica. Además, esta feromona sintética es de fácil acceso y puede adquirirse en cualquier tienda agrícola habitual.
Marzo, el momento clave para su aplicación
Según explican las cooperativas que lideran esta iniciativa, marzo es el mes idóneo para colocar las feromonas sintéticas en el viñedo, ya que coincide con el inicio de la brotación de la vid. La estrategia busca actuar sobre la primera generación de la polilla del racimo, que tiene tres ciclos de reproducción a lo largo del año. Interrumpiendo la primera camada, se debilitan las siguientes, reduciendo su impacto en la producción.
¿Cómo funciona el sistema de feromonas sintéticas?
Las feromonas sintéticas imitan a las que emiten las hembras de polilla para atraer a los machos. Esto genera una confusión sexual que impide el apareamiento, evitando que se depositen los huevos sobre las uvas y que las larvas perforen el fruto. De esta manera, se reduce el riesgo de botritis, una enfermedad que afecta la calidad del vino y que supone un desafío para los viticultores.
El uso de esta técnica en Rías Baixas refuerza el compromiso de la denominación con la sostenibilidad, apostando por un método eficaz y respetuoso con el entorno para mejorar la calidad de sus vinos.
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