La Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón, UAGA-COAG, insiste en su llamada de atención sobre el proceso de uberización del campo y el aterrizaje de fondos de inversión en Aragón. Con el anuncio de que la compañía alemana ‘Sanlucar Fruit’ comprará 600 hectáreas en Cariñena para cultivar frutas tropicales se encienden todas las alarmas en una comarca netamente vitivinícola en la que muchas personas y familias se dedican profesionalmente a esta actividad.
UAGA destaca que en Cariñena se encuentra la D.O. de Vino más antigua de Aragón y una de las más importantes en España. En los últimos años, los vitivinicultores y las bodegas han realizado importantes inversiones en reestructuración varietal de viñedo, así como en promoción. Pero, aun con todo, el sector arrastra desde hace dos años una situación muy complicada por la saturación del mercado.
UAGA ha trasladado en muchas ocasiones al Gobierno de Aragón la situación crítica del sector del vino, lamentablemente, desde la administración autonómica, no se han activado medidas de apoyo como sí se ha hecho en otras Comunidades Autónomas. Por eso, como la organización agraria conoce los problemas de los viticultores, ahogados en bajos precios y en muchos casos endeudados, entiende que se puedan plantear la reestructuración de sus explotaciones y el alquiler de sus tierras al mejor postor. Una situación que en opinión de UAGA se podría evitar si las administraciones hicieran una apuesta firme por la agricultura familiar, regulando medidas de apoyo y dirigiendo prioritariamente las ayudas públicas a este modelo productivo. De lo contrario, esta concentración de la tierra, principalmente la de regadío, en unas pocas manos pone en peligro la producción de alimentos tal y como la conocemos, de forma sostenible medioambientalmente.
Todo esto es consecuencia de las medidas restrictivas de la PAC que expulsa al agricultor del medio.
Antes las ayudas permitían inversiones y crecimiento, luego llegó el desequilibrio entre costos de producción e ingresos, y la PAC sirvió para compensarlo. Estamos en la siguiente fase: la multitud de normas restrictivas medioambientales etc., el precio de los productos a la baja y la climatología hacen que la situación sea insostenible para la agricultura familiar o explotaciones de tipo medio, y expulsan al agricultor genuino. Si sumamos a esto, el desmantelamiento de un sistema de seguros equilibrado el panorama es preocupante, y la despoblación de las zonas rurales será otra de las consecuencias.
Las grandes superficies en manos de fondos de inversión son parte del programa. La agricultura se industrializa y despersonaliza. En algunos casos ya no interesa ni comprar, lo alquilan por un montón de años y ahorran impuestos.
Sin olvidar el tema de las energías renovables que restan superficies de cultivo.
Llegará un momento que ves a saber que comeremos y a que precio, porque algún cultivo lo destinarán a fabricar carne no carne.
Es una desamortización del campo, consentida por los gobiernos, que espera alimentar a las masas como sea, y de paso que algunos hagan negocio.
Me viene en mente los problemas que tienen los gallegos que quieren criar un cerdo para uso doméstico. Ni gallinas ponedoras para las tortillas pronto, con la excusa de la gripe aviar.
Un panorama bien triste.