La campaña de patata de 2024 ha sido particularmente complicada para los productores en el noroeste de Europa, según las estimaciones de la NEPG (Asociación de productores de patata de Alemania, Francia, Holanda y Bélgica). A pesar de un incremento del 7 % en la superficie cultivada en estos países de la UE (560.000 ha, es decir, 37.000 ha más), los agricultores se han enfrentado a una serie de desafíos que reflejan el impacto del cambio climático.

Las intensas precipitaciones han extendido el periodo de siembra a más de 10 semanas, afectando especialmente a Bélgica y el sur de los Países Bajos y en menor medida a Francia y Alemania. Otro problema fue la falta de semillas al inicio de la siembra y que la mayoría de los cultivos se han hecho en suelos de poca estructura. Las abundantes lluvias antes, durante y después de las siembra causaron una de las mayores presiones de tizón tardío de la historia, lo que ha provocado un aumento del uso de los tratamientos fitosanitarios y, por lo tanto, los costes de producción.

Cosecha y almacenamiento bajo alerta

La calidad de la cosecha es buena en general, pero existen riesgos asociados al almacenamiento, especialmente en las variedades menos comunes que presentan problemas como mala calidad para fritura. En el caso de las variedades comunes, dependiendo de las condiciones climáticas en el momento de la cosecha, pueden aparecer problemas de magulladuras, podredumbre bacteriana y/o tizón tardío del tubérculo.

Capacidad de procesamiento vs. demanda

Aunque la capacidad de procesamiento de patatas está aumentando en Europa y otras regiones como América del Norte, Asia y América del Sur, los productores deben ser cautelosos, señalan desde la NEPG. El crecimiento de la oferta no siempre va de la mano con la demanda. Es crucial que los productores acompañen a la demanda y que no se adelanten a ella.