Cuando éramos niños, aquellos que íbamos a las playas atlánticas, solíamos hacer un castillo de arena al que poníamos delante una barrera para defenderlo de la marea. Cuando llegaban las primeras olas reforzábamos el muro que, una vez tras otra, era socavado por las olas siguientes; al final, la fuerza imparable del mar acababa superándola y el castillo era arrasado.
Esa es la sensación que tengo tantas veces cuando nos enfrentamos a los vientos que corren respecto a la agricultura y la ganadería en Europa, ya sea en el Parlamento Europeo, donde con honrosas excepciones lo que circula es un movimiento eco ambientalista naif; o ya sea en la Comisión Europea, que tiene al frente de agricultura a un comisario polaco partidario del minifundismo, a una presidenta con el engañoso lema “de la granja a la mesa” y a un vicepresidente, Frans Timmermans, al que me referiré después. Como resultado, nos encontramos con una opinión pública que, hábilmente manejada por grupos radicales de supuestos ecologistas, está malinformada y totalmente desenfocada sobre muchos temas agroambientales; y en paralelo, nos encontramos con unos políticos que dictan unas regulaciones de la producción agraria contradictorias, contraindicadas e incomprensibles para los que viven del sector primario.
No es que niegue los problemas medioambientales a los que nos enfrentamos todos: alteraciones climáticas, sequías, temperaturas extremas, fríos inusuales, aguaceros intensos… Lo que es discutible es la manera de afrontar todo esto, muchas veces motivado más por grupos de presión manejados y financiados por quien sabe quién, que por razones científicas.
No hay nada más injusto que la ignorancia. Cuando se legisla alejado de la realidad y desde la distancia, es bastante probable que acabemos regidos por normas que provocan primero la incredulidad y luego la indignación de quienes tenemos que cumplirlas.
El éxito logrado por el BBB, el partido de los agricultores en Holanda, debería ser una llamada de atención para los partidos políticos de toda Europa. La población rural holandesa, no sólo la agrícola y ganadera, hartos ya de tanta milonga, han dado una campanada otorgando la mayoría a este grupo defensor de la ruralidad.
El pasado 28 de marzo en un Forum sobre el futuro de la agricultura, pude oír al vicepresidente de la Comisión europea, Franz Timmermans, que por cierto es también holandés, acusar a los agricultores europeos, literalmente enloquecido, de provocar el miedo al desabastecimiento. Timmermans culpabiliza a la agricultura y la ganadería de todos los males y acusa a estas actividades de promover el abandono, a la par que aboga por volver a ese mundo naif preindustrial, porque según él, “no existe riesgo alguno de falta de alimentos”.
Todo esto me lleva a preguntarme: ¿tiene claro Europa el modelo agrícola que quiere?, ¿somos conscientes de la importancia de la soberanía alimentaria? ¿queremos dictar las normas regulatorias desde criterios científicos en vez de al dictado de los grupos de presión pretendidamente ambientalistas?
Al igual que para el cambio climático, para la supervivencia del mundo rural en Europa estamos en situación de emergencia: una población envejecida , un total desinterés de los jóvenes por pertenecer a el sector primario , el abandono cada vez mayor de nuestros pueblos, la falta de ilusión que provoca esta conducta errática e inentendible de la política agraria europea, nos llevará, de no cambiar, al desmantelamiento de nuestro sistema productivo y rural o quizá a una reacción a la holandesa, en la que el mundo rural diga también: ya estamos hartos y vamos ahora a tomar el mando.
Contaminación por nitratos de acuíferos, sobreproducción de porcino-aves, uso de plaguicidas…..
Se lo olvidó todo esto…..
Que no hay desabastecimiento de productos alimenticios es una realidad objetiva.
Que el modelo intensivo de producción actual tiene que ir orientándose de otra forma más respetuosa con el medio ambiente es otra realidad.
Que la agricultura-ganadería intensiva no puede seguir siendo un pozo sin fondo de ayudas y subvenciones es otra realidad
Y que me dices de los productos importados que no cumplen ninguna de las cosas que pregonas, y cuentan con el visto bueno de la Unión Europea?
Que no hoy riesgo de abastecimiento de productos agroalimentarios?? en cuento empezó la guerra de Ucrania, el Ministerio de Agricultura de España con el miedo al desabastecimiento y precios muy altos de los cereales lo primero que hizo fue permitir importar en Europa cereales con residuos plaguicidas que hace años que estaban prohibidos en Europa!!!!
Lo agricultores no quieren migajas de ayudas, quieren producir alimentos, y lo hacen mediantes las normas mas extrictas del mundo en cuanto a sostenibilidad, bienestar animal y seguridad alimentaria. Lo que no se puede permitir es una competencia desleal con productos importados que no cumplen las normas europeas, que se producen de forma mas barata y con menos exigencias de todo tipo!!.
Así que antes de decir todas esas milongas, informate un poco…..
No acabo de entender a uno ni al otro. Si no hubiesen tantas importaciones y los precios al agricultor, fueran los adecuados a su trabajo y producción, sobrarían muchos comentarios y la gente no abandonaría el campo y muchos jóvenes de ahora, al igual de otros tiempos, les interesaría ser agricultores. Con precios justos, sobran subvenciones. Eso quedaría para otros regímenes, que quieren un pueblo que viva de limosnas, para que hagan lo que quieren los que mandan.
Respeto al individuo y su dignidad ,margen de decisión personal ,no poner topes al crecimiento de la empresa privada, no solo va a ser admirable el que trepe a los estratos superiores de una estructura piramidal ( cooperativa, SA, ayuntamiento, comunidad autónoma, sindicato o gobierno) sino que se ha de valorar e incentivar el esfuerzo, el sacrificio la iniciativa, la formalidad,el respeto al prójimo la coordinación entre ciudadanos de diversos sectores, manteniendo la importancia de cada uno de ellos.
Esas son las cosas que están faltando en nuestra engreída sociedad.
Mientras se mantenga la confianza en nuestras divisas vamos a vivir en una burbuja de bienestar pero cuando haya que compensar las adquisiciones con un trueque de prestaciones puede ser que la burbuja se desinfle.
Lamentablemente el campo de Europa sufre indirectamente las consecuencias que le han enseñado al agricultor las instituciones publicas dirigidas indirectamente por las multinacionales
Les estan poniendo vendas en los ojos a los agricultores con las normas que les obligan en la producion no les enseñan a como se puede producir una agricultura sana y sin quimicos, les interesa que vivan en la absoluta ignorancia como yo he vivido antes la producion en agricultura, quieren rebaños de agricultores que obedezcan como las ovejas.