La campaña de arroz en Cataluña se situará en 122.252 t, un 10,6% menos que el año pasado cuando se cosecharon 136.747 t. Las variedades tempranas son las más afectadas por la disminución de la producción y en concreto la variedad Bomba que, pese a aumentar un 4,5% la superficie sembrada en relación a la campaña precedente, disminuirá la producción un 25%, según la Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña (FCAC).
Jordi Casanova, responsable de arroz de la FCAC, explica que “un episodio de viento con aire caliente cuando la espiga se estaba formando y temperaturas extremas durante el verano -evidencias del cambio climático en nuestra casa- evitaron una correcta cumplimentación del grano provocando una disminución de rendimientos. Además, hemos experimentado numerosas ‘noches tropicales’ que han acortado el ciclo de cultivo y este menor tiempo ha supuesto menos productividad. Sin embargo la calidad del grano es buena”.
Por otra parte, muchos campos han sido infestados de malas hierbas a niveles nunca vistos por la imposibilidad de disponer de herramientas de control eficaces. La falta de disponibilidad de herbicidas, en un contexto de temperaturas elevadas que favorecían la proliferación de malas hierbas, supuso que éstas compitieran con el cultivo y afectaran a los rendimientos en numerosas parcelas. Algunos campos, incluso, se dejaron de segar frente a la elevada cantidad de malas hierbas.
A nivel español se estima que la oferta de arroz será muy baja por la drástica reducción de superficie sembrada en comunidades autónomas importantes. Esta situación se está traduciendo en precios al alza, hasta un 60-65% superiores al pasado año. Según los datos oficiales del Ministerio de Agricultura, las cotizaciones de arroz en cascarilla se están aproximando a los 500 €/tonelada. La misma pauta se observa a todos los efectos a nivel europeo. En Italia, principal país productor, el arroz en cascarilla ya supera los 700 €/tonelada para las variedades de grano redondo/medio.
Los costes energéticos están tensionando a la industria arrocera europea. Sin embargo, la labor de las empresas cooperativas permitirá seguir ofreciendo al consumidor un producto de proximidad, con un valor añadido muy superior al de terceros países en cuanto a calidad y seguridad alimentaria.
En Cataluña, las cooperativas producen el 74% del total de arroz.
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