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El Umbral de la Dignidad

Xabier Iraola Agirrezabala

11/01/2021

Comienza el nuevo año con los típicos ingredientes de la climatología invernal. Bajas temperaturas, fuertes precipitaciones y este año, destaca sobremanera, la importante presencia de la nieve en las zonas montañosas. La población, confinada y con la movilidad amputada, se ha lanzado en tromba a los montes, con sus potentes vehículos hasta el límite de la parcela, ocupando calzadas y cunetas, obstaculizando así el acceso y la movilidad de los paisanos y de paso, dañando las praderas, escenario de los juegos familiares con el incansable subeybaja de los trineos de plástico. Los hay de todo pero me sulfuran especialmente aquellos que suben al monte basándose en el erróneo principio, asumido por una inmensa mayoría, de que el monte es de todos y por lo tanto, su disfrute, no así su cuidado y su trabajo, es por lo tanto, libre, general y gratuito. 

Arrancamos, por otra parte, el nuevo año con los mismos síntomas del año pasado. En euskara existe una expresión “zaharra berri” que viene a significar algo parecido a “de nuevo, lo mismo, lo viejo”. Pues bien, hace exactamente doce meses arrancamos el año calentito, sectorialmente hablando, con la gente del campo revuelta, con  los tractores en la carretera, harta de sufrir por la inexistente rentabilidad de la actividad agropecuaria y por el ninguneo con el que son tratados por el resto de la sociedad. Creo, personalmente, que cuando menos lograron concienciar al conjunto de la sociedad de la gravedad de sus problemas estructurales y asimismo, la atención recabada por los medios de comunicación, hicieron que se provocase una tímida reacción de las autoridades gubernamentales que, incluso, despertó al durmiente ministro.

La pandemia y la prudencia de los dirigentes agrarios retiraron los tractores de las carreteras pero, tal y como recoge la minimalista expresión vasca, los viejos problemas vuelven a estar presentes y ni el frio reinante es capaz de congelar la rabia contenida de los productores que, impotentes, ven como la política de bajos precios de esta alimentación “low cost” sigue minándoles el bolsillo y la moral mientras los cambios legislativos introducidos en la Cadena Alimentaria mediante una ley de medidas urgentes necesitarán de tiempo, puesto que ha sida publicada justo en víspera de Navidades y porque el conjunto de la medidas sobre la Cadena no serán efectivas hasta que, primero, se apruebe la Ley de Cadena Alimentaria en su integridad y en segundo lugar, cuando los integrantes de la cadena asuman la imperiosa necesidad de dotar al sector productor de cierta rentabilidad para poder seguir al pide del cañón.

Hace unos pocos meses, los informativos nos mostraron unas penosas imágenes de agricultores arrojando varias toneladas de pepinos por sus bajos precios, mientras desalmados empresarios hortofrutícolas (españoles, al parecer) se afanan en introducir en el mercado español hortaliza producida en Marruecos por cuatro duros y reventar el mercado interno; los olivareros claman por la ruina del olivar tradicional mientras otros olivareros, azuzados por fondos de inversión y empresas envasadoras, plantan miles de hectáreas de olivos super-intensivos con los que se incrementa exponencialmente la ya de por sí sobrante producción y se presiona a la baja los irrisorios precios y así, suma y sigue, en otros muchos subsectores productivos que conforman el sector primario.

Al mismo tiempo que escribo, me percato que, una vez más, me va a quedar un alegato de lo más pesimista pero créame, estimado lector, que he observado la cuestión desde diferentes puntos de vista y analizado diferentes informes e informaciones sobre diferentes subsectores pero, lamentablemente, no he encontrado agarradero alguno para el optimismo. No me gusta jugar al catastrofismo ni lanzar mensajes derrotistas que hundan aún más a los actuales profesionales y /o ahuyenten a los jóvenes que opten por la profesión pero, como le digo, no encuentro el ansiado agarradero.

El sector vacuno, tanto en vacuno de carne como en vacuno de leche, no vive su mejor momento y así, tenemos que según informe de Cooperativas Agroalimentarias de España, en el año 2020, y también en las previsiones a medio plazo que se contemplan, se vislumbran preocupantes cifras de rentabilidad negativa en el conjunto del sector vacuno de carne bien sea en vaca nodriza bien sea en cebo de hembras y machos, concluyendo que en lo relativo al subsector del cebo, en la mayor parte de las granjas típicas analizadas los costes efectivos de producción son superiores a los precios de referencia del mercado . Osease, finamente dicho, el cebo de terneros vende por debajo de costes de producción.

El sector vacuno de leche, por su parte, continúa con su política de precios abisales, es decir, precios bajo el umbral de la dignidad y de la rentabilidad con un precio medio de 0,341 euros/kg, 0,340 del año 2019, y que ha provocado que la producción se reduzca en un 0,4% con respecto al 2019 y con una bajada del 0,7% del censo de vacas mientras, paralelamente, se reduce en un 6% el número de ganaderos bajando de los 12.847 de diciembre de 2019 a 12.123 de noviembre de 2020.

Si redondeamos el relato ganadero con la notable subida de la alimentación animal, el pienso para que me entiendan, comprenderá el letal impacto que tiene en la rentabilidad de estas explotaciones de vacuno que sufren en sus propias cuentas la estrategia del sándwich con unos costes al alza y unos precios de venta a la baja o en el mejor de los casos, congelados.

Nada nuevo. Lo que desconozco es si en esta tesitura de precios bajos, con la NO rentabilidad a flor de piel y con unos precios percibidos por los productores por debajo de eso que yo califico como el umbral de la dignidad, existen ingredientes suficientes para, haciendo nuestro el lema “zaharra berri”, volver a retomar lo dejado a primeros del 2020 y sacar, nuevamente, los tractores a las carreteras.  ¡Veremos en qué acaba la historia!

Comentarios de nuestros lectores:

  1. Javier dice

    11/01/2021 a las 09:20

    Qué hacemos sacando los tractores a la calle?, yo mismo te contesto, “el tonto”.
    No sirve de nada, como dices zaharra berri
    Enhorabuena por el artículo porque has plasmado la realidad del sector ganadero y en esta ocasión te has mojado por completo, no como en ocasiones anteriores que vas dando saltitos por aquí /por allí.

    Responder
  2. schleiermacher dice

    11/01/2021 a las 10:30

    Cuánta queja, siempre! Parece que se vive no del campo sino de quejarse. Siempre he defendido que el campo debe ser protegido para que el sector pueda vivir dignamente y sobre todo por su función esencial: producir alimentos sanos, abundantes y diversos. Además otra función importante es el medio ambiente, fijar población (ha sido un fracaso), etc. Pero, quejarse siempre? Es el sector con más ayudas. Sería necesario establecer seguros fuertes y algunas medidas de control para ayudar a las rentas siempre y cuando haya compromisos: creación de empleo, producir aquello que se demanda y controles exhaustivos de calidad… No se puede estar toda la vida quejándose y pidiendo. Afecta a la dignidad. Además las «ayudas», la Pac hace que agricultores y ganaderos de países en vía de desarrollo no puedan salir adelante. Exijamos calidad y controles en los países exportadores. Además tiene que impuestos en las fronteras europeas. Tanta queja y tanto pedir puede afectar a la justicia. Puede que haya gente que se tenga que dedicar a otra cosa. He sido agricultor y ganadero, amo el campo pero no la enorme estructura política, funcionarial , y hasta de cooperativas pues a a veces son falsas empresas altamente subvencionadas y al servicio de la política… en fin una estructura enorme para algo sencillo. Ahí es donde se va el dinero. Agur, Ben Hur! Adiós!!

    Responder
    • Javier dice

      11/01/2021 a las 14:07

      No podemos poner precio a nuestra carne y leche, nos pagan lo que les apetece, ganamos como hace 40 años y hay gente como tú que nos llama llorones, no hay que ser muy vivo para saber que no eres ganadero.
      Cuanto dinero público están recibiendo otros sectores con los famosos ertes, cuantas ayudas reciben las industrias, sobre todo la del automóvil, cuántos jornales se pagan a los funcionarios con dinero público, aquí la fama de las ayudas la llevamos los de siempre, si tan bueno es lo nuestro hazte ganadero hombre.
      Estamos en una sociedad hoy en día es tan cómodo comentar con un teclado, que fácil sacamos paja en el ojo ajeno, sobre la facilidad del teclado todos expertos pero cuando hay que agachar el lomo….

      Responder
    • Javier dice

      11/01/2021 a las 14:11

      Mira, no me creo que hayas sido ganadero, porqué si lo hubieras sido no hablarías así, demuestras muy poca empatía con un sector que está en una situación crítica

      Responder
      • schleiermacher dice

        11/01/2021 a las 17:52

        Lo he sido, y de los buenos. Ya estoy jubilado. Pero antes como ahora ahora sigo prefiriendo la verdad. Es la mejor empatía. En resumen, trabajo digno para agricultores y ganaderos y remuneración justa para sus productos y vigilancia extrema para saber donde se pierde el dinero que se destina en todas sus formas al campo.

        Responder

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