Durante las  últimas dos semanas, ya se han iniciado las siembras de patata en las zonas más tempranas de Castilla y León, que se localizan fundamentalmente en Valladolid (El Carpio, Tordesillas, Medina del Campo, Alaejos) y Salamanca. En estas zonas, se puede haber sembrado ya el 20-25% de la superficie prevista, según avanza Eduardo Arroyo, presidente de la Asociación de Productores de Patata de Castilla y León (APPACYL).

Las variedades que se han sembrado en estas zonas son fundamentalmente la Colomba y la Ágata.  También se han hecho siembras tempranas de variedades más tardías (como la Agria o la Soprano), con el fin de poder arrancarlas antes. En las siembras de finales de marzo y primeros de abril, ya se sembrarán las tradicionales Monalisa, Lucinda, las de piel roja etc. Para frito, una opción es Lady amarillo, que es algo más temprana que la Agria.

En el mes de abril se espera que se produzca el grueso de las siembras de patata de Castilla y León. Se prevé una superficie similar a la del año pasado, en el que se llegó a 19.000 ha.  Las dos últimas campañas han sido buenas, con precios aceptables para el agricultor lo que, a priori, podría ser un acicate para aumentar la superficie cultivada. Sin embargo, varios factores están convenciendo al agricultor para mantener producción y no incrementarla, según señala Arroyo. Por un lado, la incertidumbre sobre la disponibilidad de agua. Por otro, las mayores siembras de patata temprana en el sur y sureste de España, que, al parecer, podrían ser de un 10% más.

Un tercer motivo es una posible mayor oferta de patata en el mercado, como consecuencia de una mayor entrada de patata de Francia. A partir de junio de este año, se prohíbe el antigerminativo clorprofarm, que es muy utilizado en Francia para poder almacenar patata, por lo que es previsible que las importaciones de patata francesa de adelanten y puedan coincidir con el grueso de los arranques de patata de Castilla y León, lo que sobrecargaría el mercado, concluye Arroyo.