Tristemente ha vuelto a pasar. De nuevo, un ganadero ha visto como se le llenaba la granja de adolescentes animalistas sin poder defenderse.
Desde hace un tiempo, los ganaderos estamos sufriendo una creciente presión injustificada por parte de sectores sociales minoritarios pero con mucho eco mediático, movidos por el desconocimiento y que juzgan y condenan nuestra manera de trabajar. Unos sectores sociales que cuestionan nuestra profesionalidad y que se creen con el derecho de decirnos lo que está bien y lo que no.

La clave para un buen entendimiento y convivencia siempre ha sido y siempre será el respeto. Violando la propiedad privada y el derecho a la intimidad, saltándose medidas de bioseguridad y bienestar, tocando los animales, dando agua o alimentos al ganado sin saber si es o no es una práctica correcta, lo único que se consigue es poner en peligro la vida de los animales y la trazabilidad alimentaria.
Las filosofías animalistas, especista y veganas son plenamente respetables a nivel individual pero el sentido común no puede hacer contradecir las recomendaciones oficiales de la OMS, del Ministerio de Sanidad y del Departamento de Salud de Cataluña basadas en la pirámide de los alimentos.
Los ganaderos somos profesionales. Cumplimos las normas de bienestar animal y bioseguridad que nos exige la Unión Europea, el Estado y la Generalitat y somos los principales interesados en el bienestar de nuestros animales porque queremos producir alimentos sanos y seguros para toda la población. Estas normativas implican una correcta trazabilidad que garantiza la seguridad alimentaria (identificación, registro de tratamientos veterinarios, respecto a los tiempos de espera antes de llevar animales al matadero, eliminación de leche que podría llevar residuos de antibióticos, etc) y una correcta condicionalidad, como son todas las medidas de bienestar animal, fitosanidad y zoosanidad. Cada especie animal y su correspondiente manejo, tiene una condicionalidad asociada. Las inspecciones que nos realizan en nuestras empresas desde los departamentos de Agricultura, Salud y Consumo, así como del cuerpo de Agentes Rurales y SEPRONA, entre otros, garantizan nuestra correcto praxis y profesionalidad.
Las buenas prácticas de higiene, sanidad y seguridad alimentaria, salvan muchas vidas tanto de personas como de animales. La salud pública y la ganadería de la mano. Una afecta a la otra. Los ganaderos somos conscientes y trabajamos para que el consumidor tenga todas las garantías cuando se alimente con nuestros productos.
Cada año desaparecen empresas familiares agrarias y ganaderas. Somos un país rico en producción de alimentos de origen vegetal y animal sanos y seguros, tanto en producción ecológica como en convencional. Trabajamos cada día para cuidar y conservar el territorio. La realidad y las problemáticas del sector primario las debe conocer de la mano de quien las vive, no de quien lo imagina. Ellos tienen fuerza mediática, nosotros tenemos la verdad.
Si desea demostrar respeto por las personas, defendéis la salud por encima de todo. Si desea demostrar respeto por los animales, deje de humanizarlos. Dejar de hablar desde la ignorancia cuando os referís a la ganadería de nuestro país y apueste por nosotros. Por nuestros productos y por nuestra gestión territorial.
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