El aceite de palma es un producto barato y milagroso, ya que se utiliza en un sinfín de productos, como cosméticos, piensos, neumáticos, biodiesel, aunque la alimentación es un principal destino (80% del total). De hecho, en los supermercados, 1 de cada 10 productos de los lineales tiene aceite de palma.
El problema del aceite de palma es que la propagación de las plantaciones está acabando con los bosques tropicales del sudeste asiático, destruyendo la fauna salvaje, como los orangutanes e incrementando las emisiones de gases de efecto invernadero.
Se estima que la demanda de aceite de palma puede duplicarse de 2000 a 2020, como consecuencia de una mayor demanda de alimentos y de biocumbustibles. Como ejemplo, en una sola provincia de Indonesia (Kalimantan), la expansión planeada en los próximo 30 años en las zonas turberas podría suponer unas emisiones de 1.200 millones de tn de CO2, cifra que es el doble de las emisiones anuales del Reino Unido.
La ministra británica de Asuntos Rurales, Caroline Spelman, ha anunciado que son los consumidores y las industrias los que tienen en su mano el poder de frenar la desaparición de los bosques, junglas y fauna salvaje del sudeste asiático. En el caso del aceite de palma, el Reino Unido tiene previsto realizar una investigación pionera, cuya finalidad es hacer un seguimiento de cómo se consume el aceite de palma en el Reino Unido. Según la Ministra, sabiendo como se consume se podrán buscar soluciones. Así lo ha manifestado en el Simposio sobre el Primer Negocio Global de la Biodiversidad (CBOBO por sus siglas en inglés). Las administraciones británica y holandesas están promoviendo en el seno de CBOBO, una reunión entre empresas como Shell y M&S con productores de aceite de palma de Malasia e Indonesia sobre el aceite de palma sostenible.
Actualmente existe un sistema de certificación para aceite palma sostenible pero solo un 4% de la oferta total está certificada.
No obstante, ya hay empresas que están avanzando hacia un aceite de palma más sostenible. Hace unos meses, Nestlé anunció que para 2015, el 100% del aceite de palma utilizado procedará de recursos sostenibles. Abengoa Bioenergía y Unilever también anunciaron hace unos meses, que habían decidido dejar de abastecerse de cualquier empresa del grupo indonesio Sinar Mas, hasta que éste proporcionara pruebas constatables de que sus plantaciones no están contribuyendo a la deforestación
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