La sequía que sufre parte del país es una de las principales causas del descenso del stock ganadero, que pasó de los
61 millones de cabezas de ganado vacuno que fue vacunado en 2007, a los 53 millones en esta campaña, según los
datos de vacunación facilitados por el Senasa, lo que representa un 13% menos.
La cría es el sector más afectado. La sequía afectó también a la preñez y la crisis del sector hace que el número de
hembras sacrificadas suponga algo más del 50% en el último año, lo que se traducirá en una oferta menor de terneros
para el sacrificio que bajará de los 14 millones este año, a 11,5 millones en 2010 y 10 millones en 2011, un 25%
menos que en 2008. Este descenso en el sacrificio de terneros hará disminuir la oferta en más de 500.000 toneladas
de carne, lo que representa aproximadamente una reducción de 13 kilos por habitante y año, según los datos
facilitados por la Sociedad Rural Argentina.
El consumo de carne, que era de 70 K/habitante y año en 2008, subió a 73,2 kilos entre enero y septiembre de 2009.
Ésto fue debido al aumento de la producción de vacuno en este año, que aumentó un 11,6%, y a que, por tercer año
consecutivo, el 50% de animales sacrificados fueron hembras utilizadas para reproducción, según indicó la Cámara de
la Industria y Comercio de Carnes y Derivados, lo que no es sostenible en el tiempo.
El sacrificio de hembras, según datos del sector, es debido a la competencia de la soja y al aumento de costos,
agravado con la sequía, que no se compensaron con los precios. Así, el sector señaló que, desde el año 2003, el
coste de producción de un ternero subió el 96% mientras que el precio para venta registró alzas del 43%.
A pesar de estos datos desalentadores para el sector, el analista Víctor Tonelli asegura que la ganadería tendrá una
recuperación. Afirma que, si se proyecta la oferta hasta marzo, se deduce que a partir de diciembre, la oferta caerá por debajo de un millón de cabezas mensual, con diferencias entre 300.000 y 400.000 cabezas menos que las faenadas durante 2008, lo que supondrá que durante los dos años próximos caerá la producción en 500.000 toneladas, que no tienen reemplazo con importaciones, debido a la calidad requerida y a los altos precios internacionales. Esta disminución de la producción, con una demanda interna sostenida, impulsará la subida del precio a pagar por el consumidor del ganado y de la carne .Esto ocurrirá a pesar de los intentos del Gobierno para frenar la subida de precios. La subida de precios impulsará la ganadería, que necesitará, al menos, tres años de excelentes oportunidades para recuperar los niveles de producción e iniciar un proceso de crecimiento de la cabaña.
Aunque, según el citado analista, las tierras que ocupa la soja no volverán a la ganadería, La necesidad de
incrementar la oferta de carne será a través de un mayor peso de la faena, que se concretará en una recría, en
campos tradicionales de cría o de inferior calidad, con suplemento forrajero invernal y finalización con granos y
subproductos de su agricultura para engorde de los animales.
Los cebaderos seguirán siendo, para la etapa de finalización, de 90 a 120 días, y si se retiran los subsidios a los
cebaderos, no irán terneros de destete a los mismos, como ocurría en los últimos años, según publica el Boletín Exterior del MARM.
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