La investigadora de la Universidad de Navarra Itziar Abete ha demostrado que una dieta rica en legumbres favorece la pérdida de peso y su mantenimiento en el tiempo. El estudio, que ha formado parte de su tesis doctoral realizada en la Facultad de Farmacia, ha contado con la participación de 32 voluntarios a los que se sometió a dos dietas de adelgazamiento.
La primera de ellas, basada en la ingesta de legumbres cuatro veces por semana, presentaba un bajo índice glucémico. Es decir, en ella los hidratos de carbono se asimilaban lentamente favoreciendo la sensación de saciedad, lo que mejoró el seguimiento de la dieta y, por tanto, la pérdida de peso. En la segunda, consistente en una dieta de alto índice glucémico, se observó una pérdida de peso menor. Sin embargo, según la investigadora, “lo más interesante fue que un año después de la intervención los pacientes que siguieron la dieta de bajo índice glucémico habían mantenido mejor la reducción de peso”.
Todo esto se relacionó con otro efecto importante: “La bajada de peso mediante una dieta de bajo índice glucémico protegió frente el descenso del gasto energético, una de las principales desventajas del seguimiento de una dieta y uno de los efectos responsables de que se recuperen kilos”, subraya la nueva doctora.
El beneficio de comer pescado azul
Por otra parte, la investigadora del departamento de Ciencias de la Alimentación, Fisiología y Toxicología de la Universidad de Navarra completó su estudio con el seguimiento a otros 32 pacientes con sobrepeso u obesidad, cuyas dietas se enriquecieron con ácidos grasos omega tres provenientes del pescado azul. Según explica, “los voluntarios ingirieron pescado azul tres veces por semana durante dos meses, lo que permitió descubrir que, a pesar de que no aumentaba la pérdida de peso, decrecían los niveles de insulina y por tanto el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares como diabetes mellitus tipo 2”.
Asimismo, las personas que tomaron pescado azul disminuyeron más los niveles de leptina, una hormona segregada por el tejido adiposo encargada de regular el gasto energético y el apetito, mejorando la sensibilidad a la misma y el control de sus funciones.
“Estos beneficios resultan especialmente recomendables para personas que sufren obesidad, ya que el alto contenido de masa grasa puede provocar resistencia a la insulina y a la leptina, alterar el control de sus funciones y favorecer el desarrollo de problemas cardiovasculares”, concluye la científica.
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