En un reciente estudio se ha encontrado que una gran cantidad de vinos contienen iones de metales pesados (níquel, cobre, manganeso, zinc, plomo, vanadio y cromo ) en cantidades que podrían ser potencialmente peligrosas para la salud. Los análisis se han realizado en vinos procedentes de varios países (Argentina, República Checa, España, Francia, Alemania, Hungría, Portugal. Eslovenia, Jordania, Italia y Grecia). Solamente los vinos de Argentina, Brasil e Italia mostraron un contenido de metales pesados sin riesgos potenciales.
El análisis de riesgo por una exposición a largo plazo se ha realizado utilizando el denominado cociente de riesgo objetivo (Target Hazard Quotient; THQ), una fórmula desarrollada por la agencia de protección del medio ambiente de EEUU (EPA), en la un índice por encima de 1 supone un riesgo potencial.
La mayor parte de los vinos tenían un THQ por encima de 1, con valores típicos entre 50 y 200. Los vinos de Hungría y Eslovaquia llegaron a alcanzar un valor de 300. Un exceso de iones metálicos en la dieta tiene efectos negativos sobre la salud, como Parkinson, problemas neurológicos, enfermedad inflamatoria y cáncer.
Los autores sugieren que la presencia de iones de metales pesados puede eliminar las propiedades saludables del vino por su contenido en antioxidantes y recomiendan que figure en las etiquetas el contenido de estos iones y se tomen las medidas necesarias en el proceso productivo para evitar su presencia.
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