Tal y como se han hecho eco los medios especializados, la Comisión Europea con motivo de una pregunta parlamentaria sobre la presentación del paquete energético comunitario del pasado mes de enero, ha trasladado su convicción de que el potencial incremento de disponibilidad de coproductos de la industria de los biocombustibles pueda traducirse en una reducción de los costos de alimentación animal. Este peculiar análisis carece de toda base económica, por lo que desde el sector se quiere reiterar la siguiente información:

1. La industria de la alimentación animal, comprometida con el medio ambiente, sigue con interés el potencial efecto positivo sobre el mismo del desarrollo de nuevas tecnologías, particularmente la de biocombustibles de segunda generación (no transformadora de grano y oleaginosas sino de biomasa y otros productos no utilizados por la industria alimentaria).

2. La información disponible actualmente demuestra la fuerte distorsión en precios y disponibilidad de grano y oleaginosas causada por la emergencia de la demanda de estas materias primas para usos energéticos. Esta distorsión, cuyos efectos lamentaremos durante varios años, se traduce en niveles de precios de materias primas que cuestionan la viabilidad económica de la producción ganadera comunitaria.

3. Nuestro sector defiende firmemente que las obligaciones contenidas en los tratados comunitarios y defendidas por el Parlamento Europeo de aseguramiento por un lado de una producción alimentaria europea segura y de calidad y por otro, de un entorno rural sostenible, deben ser prioritarias sobre otros objetivos.

4. A mayores y ante las serias dudas planteadas desde sectores de la comunidad científica, la Unión Europea debe realizar un análisis de impacto medio ambiental antes de seguir apoyando el desarrollo de los biocombustibles en detrimento y perjuicio de la industria agroalimentaria.