Ciudad Real, 19 de enero de 2007-. ASAJA Ciudad Real se opone tajantemente a la inclusión del vino dentro de las denominadas “bebidas alcohólicas peligrosas”, que serán reguladas por la próxima Ley del Alcohol.

Esta ley pretende, entre otras restricciones, prohibir la aparición de publicidad de bebidas alcohólicas en radio y televisión dentro de una franja horaria determinada, así como la inserción de anuncios en las portadas, contraportadas y secciones de deportes y pasatiempos en la prensa escrita, con el objetivo de reducir el consumo de bebidas alcohólicas entre los menores de edad.

Tanto el Ministerio de Agricultura –que ha manifestado en reiteradas ocasiones la necesidad de proteger el futuro del sector vitícola, así como de defender la condición de producto alimenticio del vino-, como los productores de uva, las organizaciones agrarias, los industriales y otros colectivos se oponen a la decisión de la ministra de Sanidad, quien pretende incluir el vino dentro de la lista de bebidas alcohólicas peligrosas.

En cualquier caso, desde ASAJA Ciudad Real no podemos comprender que el Gobierno central transija ante una decisión que, con toda seguridad, va a significar la ruina de muchas familias españolas dedicadas a la viticultura. En el caso concreto de nuestra provincia, más de 30.000 familias dedicadas a este cultivo –el 25% de la producción nacional proviene de Ciudad Real- van a sufrir las graves consecuencias de los actos de una ministra que pretende acabar con parte de la cultura y economía de este país.

De esta manera, ASAJA Ciudad Real solicita al Ministerio de Sanidad que evite esta clase de error, puesto que equiparar el vino con las bebidas destiladas choca frontalmente con la Ley de la Viña y el Vino –donde se entiende el vino como un alimento más, propio de nuestra cultura gastronómica-, además de que propicia la actual crisis del sector vitícola, debida al descenso progresivo del consumo de caldos en nuestro país.

Asimismo, esta Organización Agraria también quiere solicitar tanto al Ministerio de Agricultura como al Gobierno de Castilla-La Mancha que pongan en marcha las medidas oportunas para frenar este proceso, claramente nefasto no sólo para el sector agrario, sino para la propia cultura popular y para la economía de nuestra región.