Durante la Conferencia Mundial del Arroz que se mantuvo en Tsukuba (Japón) los pasados días 4 y 7 de noviembre, enmarcada dentro del Año Mundial del Arroz de Naciones Unidas, el Instituto Internacional del Arroz (IRRI) ha anunciado el lanzamiento de un nuevo esfuerzo internacional para el desarrollo de estrategias sostenibles para garantizar la alimentación de 3.000 millones de personas que dependen del cultivo del arroz, cuyo futuro está amenazado por el crecimiento demográfico y la limitación de los recursos agrícolas.
El arroz cubre actualmente más de 150 millones de ha en el mundo, tratándose de un cultivo que tiene un gran impacto sobre el medio ambiente y la explotación de los recursos naturales.
Para el IRRI, los siete puntos claves para poder producir en el futuro el arroz que el mundo necesita de una forma sostenible son los siguientes:
1. Pobreza y Medio Ambiente
2. Productos químicos y residuos
3. Uso de la tierra y degradación de la misma
4. Uso del agua y su calidad
5. Biodiversidad
6. Cambio Climático
7. El uso de la biotecnología
Según el director general del IRRI, Ronald P. Cantrell «Cada uno de estos asuntos es crucial para la futura producción de arroz y para asegurar que los 800 millones de consumidores de arroz que están atrapados en la pobreza en Asia puedan conseguir acceso al arroz que necesitan para alimentarse»,…Los precios internacionales del arroz subieron este año en un 40 por ciento de forma sorprendente, debido a la escasez en algunos países, recordándonos que puede darse fácilmente el caso de que Asia pueda no tener la capacidad suficiente para alimentar a su población”.
La “Revolución Verde”, en lo que al arroz se refiere, empezó en Asia con los trabajos de mejora genética del IRRI en 1966, que introdujo variedades semienanas de gran rendimiento, con las que se pudo obtener rendimientos que multiplicaron varias veces la productividad. De las 1.000 variedades modernas, aproximadamente la mitad de las que se cultivan en Asia provienen de los trabajos del IRRI de entonces. Este gran éxito de la mejora genética benefició de forma particular a los países y agricultores más pobres. Sin embargo, el cultivo se enfrenta ahora a nuevos desafíos que hay que plantearse, y que consisten básicamente en que la población continua creciendo a gran ritmo, precisamente en los países que son grandes consumidores de arroz, mientras que no hay apenas más recursos de tierra y agua para ampliar la superficie de cultivo, algo que en cualquier caso tendría un impacto muy negativo para el medio ambiente.
La cuadratura del círculo es que hay que aumentar para el año 2025 la actual producción de 545 a 700 millones de tn, para poder alimentar a 650 millones de personas más, y además hacerlo utilizando menos tierra y menos agua, so pena de que este aumento tenga unas consecuencias medioambientales catastróficas.
Por otra parte, el arroz es tan fundamental para las vidas de la mayoría de los asiáticos que cualquier solución para paliar la pobreza y el hambre debe incluir investigación que ayude a los agricultores a reducir sus riesgos y a obtener unos ingresos suficientes cultivando un arroz que sea asequible para todos los consumidores.
“Las buenas noticias son que algunos de los países asiáticos como China, Vietnam o Bangladesh están adoptando las nuevas tecnologías de la llamada “Revolución Doblemente Verde”, que incluyen estrategias para aumentar la producción de arroz de una forma sostenible y compatible con el medio ambiente…. Pero no es suficiente, según Cantrell, ya que la producción de arroz se enfrenta a crisis en diversos rentes.
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