18 de diciembre de 2003. UPA no sale de su asombro al leer las recientes declaraciones que han surgido desde la Consejería de Medio Ambiente sobre la puesta en marcha de medidas consensuadas por parte de la Administración regional y organizaciones agrarias para paliar los daños causados por lobos a los ganaderos de la Comunidad.
En primer lugar UPA desmiente estas afirmaciones porque en todo momento el conjunto de organizaciones agrarias en las reuniones mantenidas con los responsables de la Junta hemos exigido la indemnización directa para los afectados, y no la puesta en marcha de seguro alguno.
En segundo lugar es radicalmente falso que al ganadero a día de hoy no le cueste nada el seguro, salvo que en casos muy particulares se lo regalen a título muy personal determinadas entidades.
Estas declaraciones lo único que consiguen es acentuar el enorme desencanto que existe entre los ganaderos de la región no sólo por la falta de respuesta dada hasta la fecha por la Consejería de Medio Ambiente por los ataques de lobos al ganado, sino por algunas mentiras que se sueltan por si algo queda.
Además para nuestra organización se han incumplido los compromisos contraídos con las organizaciones agrarias de la región sobre el control de los lobos, y por supuesto sobre las indemnizaciones de los ganaderos por el ataque de los cánidos, salvo que los ganaderos suscriban un seguro en previsión de posibles ataques.
La reivindicación de UPA siempre ha sido que los daños producidos por los ataques de lobos sean pagados directamente por la Junta, y que la Administración regional se olvide de una vez por todas de que los ganaderos corran con unos gastos que no son de su responsabilidad y que quieren `imponérselos´ a través de un seguro. Para UPA este modelo es tan injusto como lo sería que obligaran a suscribir un seguro al peatón y no al automovilista.
La estimación hecha por UPA es que son 120 euros/oveja los daños que provoca el lobo cada vez que mata una oveja en la región, a lo que hay que añadir el coste que se origina por las heridas que sufren aquellas que tienen la suerte de no morir en el ataque, pero que padecen reventones del vientre o desgarros en la zona trasera, perdiendo así su capacidad reproductora.
La realidad apunta que mientras en regiones colindantes a la nuestra existen políticas de compensación directa cada vez que hay un ataque de lobos, en Castilla y León la única verdad es que los ganaderos no sólo son objeto de los animales salvajes, sino también del olvido y de la manipulación política de los responsables de la Administración regional.
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