Bruselas, 12 de diciembre de 2003. Con motivo de las reuniones de los Praesidia del COPA y del COGECA del 11 y 12 de diciembre de 2003, los Presidentes de las organizaciones agrarias de la UE han debatido del futuro de la Agenda del Desarrollo de Doha.
Los Praesidia del COPA y del COGECA están convencidos de que la UE ha demostrado ya plenamente su disponibilidad a seguir avanzando en las negociaciones comerciales en el seno de la OMC. El Consejo de Asuntos Generales de la UE del 8 de diciembre también recogió en sus conclusiones esta misma convicción.
En junio, el Consejo decidió adoptar la tercera gran reforma agraria en un plazo de una década, lo cual permitió a los negociadores de la UE llegar a Cancún con la oferta de mayor alcance que jamás se haya hecho.
Pero por otra parte, la UE también ha abierto sus mercados a los países en desarrollo en mucha mayor medida que los demás países desarrollados: las dos terceras partes de las importaciones de productos agrícolas de la UE provienen de los países en desarrollo.
Por consiguiente, corresponde ya a los asociados comerciales de la UE demostrar su mismo empeño en que se alcance un desenlace exitoso. Efectivamente, sólo se alcanzará éxito en la Agenda del Desarrollo de Doha si todas las partes se reparten debidamente la carga que supone la liberalización.
Si bien los países desarrollados deben hacer el mayor esfuerzo, los propios países en desarrollo también deben aportar su contribución al proceso de liberalización del comercio de acuerdo con su nivel de desarrollo. El tratamiento especial y diferenciado no debe considerarse como la posibilidad de quedar indefinidamente exentos de cualquier compromiso.
Los negociadores de la UE deben significarle también muy claramente a nuestros asociados en la negociación, que la oferta que se les hizo este mismo año en Cancún es la oferta final.
Deben entender que la UE no puede de ninguna manera demostrar una mayor flexibilidad.
Debe insistirse muy particularmente en que la UE debe respetar el mandato adoptado en 2000 y no debe hacer más concesiones sobre las ayudas internas, el acceso al mercado y la subvención de las exportaciones, sin socavar su propio modelo de agricultura y sin poner en peligro la agricultura europea.
Los demás miembros de la OMC deben comprender que la sociedad europea está
expresando una verdadera demanda de un modelo de agricultura sostenible, que no puede ponerse en peligro sencillamente para satisfacer los deseos de algunos grandes países exportadores a los que sólo anima el deseo de conquistar mayores cuotas del mercado mundial.
Ante todo, lo que deben fijarse en la OMC son normas justas por las que se rijan los intercambios comerciales; lo cual implica una reducción significativa de las ayudas que son causa de distorsiones en todos los países, que se tengan debidamente en cuenta las cuestiones no comerciales y que se de la oportunidad a los productores de recabar unos ingresos justos en el mercado, en particular, al garantizárles la protección de las indicaciones geográficas.
Por último, comentado la cuestión del algodón, a la vez que reconocen la situación desesperada de los agricultores de los países en vías de desarrollo afectados por la bajada de los precios, los Praesidia han insistido no obstante en que el objetivo de la Ronda del Desarrollo de Doha no es resolver los problemas de sectores específicos, sino garantizar la existencia de un marco justo que abarque todos los ámbitos de los intercambios comerciales, y por consiguiente han instado a la UE a que se oponga con fuerza a la idea de abrir negociaciones producto por producto.
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