Ya en el pasado, a los niños muy pequeños se les prefería dar leche de cabra en lugar de leche de vaca por considerar que la primera era más semejante a la de la madre que la segunda. Esta actuación popular ya tiene una base científica, demostrada por el profesor Colin Prosser, científico de AgResearch Ruakura (Nueva Zelanda), quién esta semana ha presentado sus descubrimientos ante la Sociedad de Pediatría de Nueva Zelanda.
A través de ensayos entre leche de cabra y de vaca se ha visto que la leche de cabra tiene un perfil de proteínas de caseína más próxima a la leche humana, que la de vaca. Además, el ensayo ha mostrado que la leche de cabra es más digerible que la de vaca. Las proteínas beta-globunlinas, una de las responsables de las alergias provocadas por la leche, son más eficazmente digeridas si son de la leche de cabra que si son de la leche de vaca.
El estudio ha sido financiado por Dairy Goat Co-operative (N.Z.) Ltd, que es una de las cooperativas de producción de leche de cabra más importante de Nueva Zelanda. Los resultados del estudio han confirmado a la leche de cabra como una alternativa a la leche de vaca. De hecho, el 95% del la leche de la cooperativa se exporta a Asia, donde hay uno de los mayores porcentajes de personas con problemas para digerir la leche de vaca.
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