Difícilmente se puede hablar del mercado de vino mundial sin tener en consideración a la Unión Europea. No es posible obviar que su posición de predominio es sencillamente abrumadora desde el punto de vista cuantitativo: Más del 60% de la producción mundial, casi el mismo porcentaje de consumo mundial, por encima del 75% de las exportaciones y más de la mitad de las importaciones mundiales.
Dentro de este marco, se han padecido una serie de coyunturas regresivas, con ciclos repetitivos y con factores, que han contribuido a agravar la situación. De una parte, actuaciones administrativas no suficientemente pensadas y además cambiantes, y de otra elementos como el abandono de los segmentos de vino de mesa de más bajo precio que ha permitido la entrada de otros suministradores, a más de un aspecto clave en el proceso, cual es el cambio de hábitos y pautas en el consumo en las últimas décadas.
Normalmente toda esta problemática, prácticamente común a diferentes segmentos del mercado de vinos en la UE, se suele achacar a situaciones coyunturales excedentarias, con presencia añadida de crisis de precios (a más a más recurrentes), cuando quizá todo ello esté más próximo a la bajada continua del consumo per cápita y a la inadecuación de la producción a las demandas específicas del mercado y que la problemática de la producción para la destilación puede ser su más claro exponente.
Contrariamente a lo que se cree, el mercado mundial de vino es excedentario estructuralmente. En los últimos veinticinco años (1976-2000) el excedente fue de 244 millones de Hl. (casi el 95% de la producción media de un quinquenio), lo que representa 10 millones de Hl. de excedente medio al año en la producción del mercado mundial de vino.
Consecuentemente no cabe hablar, a nivel mundial, de un mercado donde se produzcan coyunturas transitorias de sobreproducción, sino que los descensos de producción (moderados) no han absorbido todo el descenso de consumo y aún más cuando éste se ha reorientado hacia el consumo de vinos de mayor calidad y precio, con lo que los excedentes y las existencias adquieren un carácter estructural que difícilmente pueden explicar las alteraciones circunstanciales y erráticas de precios que se han producido en los últimos años.
En los últimos años, los intercambios comerciales de productos agroalimentarios en el mercado mundial han crecido de una forma exponencial, lo que ha permitido que países que contaban poco o nada hace un par de décadas en el mercado mundial del vino, hayan tenido un crecimiento de sus exportaciones, en cifras relativas, muy importante.
Ello en parte, se ha debido a una etapa de precios excesivamente altos en el mercado de la UE, que ha permitido la entrada competitiva, vía precio, de estos países, al haberse abandonado por la propia UE los segmentos de precios más bajos, lo que permitió el efecto de sustitución ya mencionado.
Pero debe situarse en su justo término esta “invasión”, ya que la posición de los tres principales productores mundiales: Francia, Italia y España, sigue siendo una posición de privilegio en el mercado mundial. Cada uno de ellos tiene una cuota de exportación relativa superior a lo que representa su cuota de producción mundial.
Italia, con el 19% de cuota de producción mundial, tiene un porcentual de exportación mundial del 27%. Igual ocurre con Francia, con valores del 21% de la producción mundial y una cuota de exportación del 24%. En el caso de España la situación es más equilibrada ya que el 15% representa tanto su cuota de producción como de exportación mundial.
El bloque de los denominados países emergentes más competitivos (USA, Australia, Argentina, Chile y Sudáfrica), representan una cuota de producción mundial próxima al 19% (similar a Italia) y una cuota de exportación del 19%, casi un 30% mayor que la española.
Es decir, si agregamos Alemania (3,44% de cuota de exportación) y Portugal (2,90% de cuota de exportación), la UE representa las ¾ partes de la exportación mundial de vino.
Si analizamos la evolución de la expansión en las plantaciones de viñedo en los países emergentes (sin restricciones de plantación), se está en proceso acelerado de expansión en la masa vegetal desde 1.970. Así en el período 1970-2000, USA ha pasado de 215.000 Has. a 355.000 Has., Argentina pasa de 350.000 Has. a 200.000 Has., y Chile pasa de 100.000 Has. a 140.000 Has., Sudáfrica incrementa 25.000 Has. de sus 100.000 Has. iniciales y Australia duplica las 50.000 Has. que tenía en 1.970.
Es decir, en esos 30 años se han aumentado 155.000 Has. en USA, Chile, Sudáfrica y Australia, disminuyéndose 150.000 Has. en Argentina y totalizando el conjunto de los cinco países en el año 2000, 915.000 Has., es decir 1,5 veces la superficie de Castilla La Mancha..
En sentido contrario la UE, ha tenido una etapa constrictiva, presidida por los arranques subvencionados, lo que generó la disminución en un 35% el número de las explotaciones vitícolas europeas, con una disminución próxima al 11% en la superficie de viñedo en los años 90´s. En los últimos años se ha invertido la tendencia en el proceso y se ha producido una expansión en la superficie de cultivo de la UE, pero lejos de la situación de partida de los años 90.
Más importante que el mero dato cuantitativo, se debe tener muy en cuenta el ratio de valorización de la producción, en la que Francia con un 28% de la superficie comunitaria genera el 53% del valor, consiguiendo Italia un equilibrio en el entorno del 25%, mientras que España con un 36% de la superficie, solamente genera un 8% en valor. Dato significativo éste, que indudablemente nos obliga a pensar sobre cual puede ser el futuro del sector vitivinícola español.
Respecto al consumo mundial de vinos, cabe señalar un crecimiento moderado hasta 1.975, una gráfica en forma de meseta en el decenio 75/85 y una caída importante y permanente en el período 85/95. Durante el quinquenio 95/00 se observa una muy ligera mejoría.
Simplemente y a modo de reseña, aportar el dato de la superficie del viñedo en Navarra, con una superficie total de 24.000 Has. de las cuales, 6000 Has. están en DOC Rioja y el resto, 18.000 Has. en D.O. Navarra y con un valor de la producción final agraria próximo a 180 MM € (30.000 MM de las antiguas pesetas).
Si hemos abordado con trazos gruesos, las macromagnitudes del mercado, se hace necesario abordar el segundo concepto que aparece en el título de la intervención: Calidad.
Si se busca el término en el Diccionario, éste señala en sus acepciones: 1º.- Propiedad o conjunto de propiedades inherentes a algo que permiten juzgar su valor. 6º.- Nobleza de linaje. Ambas son atractivas y aún más para un término como éste, del que no sólo se usa sino que se abusa. Debemos distinguir entre calidad formal y real. Ninguna es despreciable pero muchas veces se confunde la una con la otra.
Calidad formal es la que deriva de un proceso productivo o la característica final que adquiere un determinado producto, cuando aquel y éste son sometidos a un procedimiento que se contiene en un Manual que permite auditar y certificar que los procesos y los umbrales autoimpuestos se han cumplido satisfactoriamente.
Cosa distinta es (y muchas veces puede coincidir), producir con calidad, ya que ésta finalmente ha de ser necesariamente una atribución que debe otorgar a nuestro producto quien lo consume y que además no sólo es proclive a adjudicárnosla (y por ello a compensarnos económicamente), sino que está dispuesto a fidelizarse y a elegirnos entre otras ofertas de productos similares, que podrían reportarle idénticas satisfacciones como consumidor.
En resumen, estamos hablando de algo no abstracto, atribuible por nuestro cliente, que premia nuestra dedicación y buen hacer con una fidelización en el consumo reiterado de nuestro producto.
Por último, para tratar de acercarnos al sector vitivinícola navarro, me gustaría reflejar sus fortalezas y debilidades, sin ánimo de ser exhaustivo, pero sí dejando apuntados sus trazos más característicos.
Debilidades:
– Sector heterogéneo. Aspiraciones diferentes e intereses contrapuestos. En esa situación a veces y en determinadas coyunturas de mercado, la coexistencia resulta compleja.
– Apuesta difusa por mercados de calidad. Unos sí, otros no. Unos más por calidad teórica o formal que real. Tampoco aquí hay una línea diáfana en el conjunto del sector vitivinícola navarro.
– Deficientes estructuras de comercialización, en algunos casos.
– Necesidad de incrementar la enología en un decidido intento de personalizar los vinos.
– Sector excesivamente dependiente de la Administración. Muy “politizado” interesadamente. Más mercado y menos Administración. Más negocio y menos querer refugiarse en el dinero público cuando las cosas no van tan bien. El sector primario no es una ONG, el mercado consiente cada vez peor las quejas injustificadas, sobre todo cuando se tienen aspiraciones de estar en el pelotón de cabeza.
– Poco conocimiento de nuestro trabajo en tintos y focalización del conocimiento en el vino rosado. Ideas preconcebidas en ciertas áreas, e incluso cerrazón a probar los tintos navarros, en algún área geográficamente próxima.
– Pugna entre una denominación débil vs marcas fuertes.
– Excesiva cantidad de vino en manos de cooperativas (75%). Existencia de ventas a granel, lo que de alguna manera es la antítesis de la idea de calidad más próxima al vino embotellado.
– Visión pacata del sector productor en postciclos de bonanza de precios, en los que se fuerza la maquinaria para producir cuanto más mejor, en un evidente detrimento de la calidad real.
– Hipercriticidad en los distintos estamentos del sector, que podría resumirse en: “Todos lo hacen mal menos yo y además no me hacen caso”.
– Falta de creencia en el “interés común”. Discrepancias en la promoción, y en la forma de abordar el futuro.
– Mercado de uva informal y desestructurado. Solamente algunas operaciones puntuales “marcan la cotización”.
– Necesidad de convencer al sector hostelero de que ellos son parte importante del fracaso/éxito de un producto como el vino. Una buena promoción del vino y un buen servicio del vino de calidad está en sus manos.
Fortalezas:
– Sector muy dinámico con emprendedores valientes y con las ideas claras (emergentes) tanto en el sector industrial como en el cooperativo.
– Viñedo bien reestructurado y con varietales interesantes (que empiezan a tener años) implantadas. Ventaja competitiva a futuro en cuanto a juego de potencialidades. Llevamos un camino recorrido, que otros habrán de recorrer.
– Capacidad de adaptación a los cambios. Flexibilidad para adaptarse a cambios reglamentarios o situaciones nuevas de mercado (estrato concreto de calidad y precios).
– Existencia de organismos importantes en el mundo vitivinícola navarro: Evena. Consejos Reguladores de las Denominaciones de Origen. Cooperativas. Organizaciones Profesionales Agrarias. Asociación de exportadores. Cofradías del vino, etc.
– Capacidad de sorprender a quien se quiera dejar sorprender y no esté encastillado en clichés estáticos.
– Potencialidad, posibilidad y necesidad de ir a una Denominación de Origen Calificada Navarra.
– Existencia de trayectorias interesantes e importantes en viticultores y bodegueros, que han marcado la estela de la trayectoria a seguir.
– Convicción y confianza en que el camino elegido es el correcto, ya que nuestra apuesta no puede ser sino de calidad real, con independencia del nicho de precios en el que nos queramos posicionar.
Y para concluir…
. Tengo confianza en el sector vitivinícola navarro (en su conjunto). Desearía menos apasionamiento en algunos casos y más entender que nuestra visión del mismo es una, pero no la única, sea ésta la que sea.
. Estamos abocados (por nuestra pequeñez, por nuestra heterogeneidad) a seguir luchando en la estela de la calidad. El mercado está difícil (pero para todos). Nadie nos va a regalar nada…
. Competimos con poca transparencia. No es posible con una normativa comunitaria, que exige arrancar los viñedos ilegales a partir de septiembre del 98 (se pudo regularizar los anteriores como es sabido) nos encontremos con 100.000 (?) Has. ilegales en España (no se tienen datos de lo irregular), que son cuatro veces la superficie de lo nuestro. Así difícilmente un sector contingentado puede funcionar…
. A ello habría de unirse la inexistencia de registros vitícolas actualizados. Si ni tan siquiera sabemos que tenemos, como vamos a controlar lo ilegal?
. Aún con todas estas dificultades (deberemos seguir insistiendo ante el MAPA sobre la necesidad de hacer más transparente todo esto), creo que tenemos potencialidad, si hacemos las cosas bien y sin perder la cabeza por las prisas por llegar… Estamos entre Rioja y Burdeos y éstos llevan muchos años y mucho dinero invertidos en promoción.
. También a todos los actores de este mercado les pesa la incertidumbre en la evolución del consumo de vinos y aún dentro de cada nicho, en el que cada quien busque posicionarse.
. El incremento en el consumo de v.c.p.r.d. obligará a los países y regiones productoras a basar sus producciones en “calidad frente a cantidad”, a mejorar su oferta estableciendo una clara diferenciación por calidad y “señalizando” dicho valor cualitativa o territorialmente.
Del último informe Nielsen cabría destacar:
. Respecto a la segmentación del mercado es importante destacar como son los vinos con Denominación de Origen los que impulsaron el crecimiento en el consumo de vino durante 2002.
. Los consumidores en general están adquiriendo vinos cada vez más caros (el valor de satisfacción añadido). Se sigue ratificando la tendencia hacia un consumo de vino de más alto precio, que el consumidor intuya, de más calidad.
. Los vinos de Navarra (D.O.) con una fuerte componente de ventas de vinos rosados (un 50,50% en 2002) y un vino tinto, fundamentalmente del año (jóvenes), está teniendo una cierta transformación. Los vinos jóvenes (tintos, rosados y blancos) siguen siendo el gran núcleo de sus ventas, un 86%, con unas ventas en este año 2002 estables (crecimiento del + 1%), frente a los vinos de crianza que han experimentado un incremento relativo del + 46% y los de reserva del + 20%, si bien es cierto que ambos representan el 11% y el 3% respectivamente del total de las ventas. Pero no por ello es menos cierto, que es aquí donde está el mercado de desarrollo de los vinos de Navarra, buscando la singularidad y diferenciación con Rioja, y no sólo la competencia de precio bajo que pueden ofrecer los tintos jóvenes, en los que inexorablemente se estará a merced del precio de referencia que marque el líder.
Pamplona, 26 de Junio
Política de comentarios:
Tenemos tolerancia cero con el spam y con los comportamientos inapropiados. Agrodigital se reserva el derecho de eliminar sin previo aviso aquellos comentarios que no cumplan las normas que rigen esta sección.